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Mundial 2010 | El cuaderno de Daimiel

La selección de EE UU, una academia de mérito

Antoni Daimiel
<b>TODOS VUELAN. </b>Iguodala, en un espectacular mate ante Angola.
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Ordenados son mejores. Estados Unidos es ya el resultado de un proceso buscado. Su federación (USA Basketball) quiso resolver los malos resultados a nivel internacional a base de previsión, programación y estudio del juego y los rivales FIBA. Respeto para conocer, conocer para ganar. No olvidemos que este equipo es una especie de academia de mérito. El Mundial es para ellos una especie de campeonato similar a los Trials de atletismo, una prueba de calificación con vistas a los JJ OO de Londres 2012. El equipo de Krzyzewski parece cada vez más hecho y rodado. Aún así, no parece imbatible. Tiran mejor pero son mucho más débiles debajo del aro que en ediciones anteriores.

Ganarles de otra manera. La defensa zonal, con tantos beneficios recientes para España contra Grecia o Turquía contra Francia, ya no parece ser la vacuna contra EE UU. La selección estadounidense está anotando más de un 40% de los triples intentados, con especialistas acreditados como Billups, Gordon, Curry y Durant. Puestos a buscar debilidades no cabe duda de que este grupo de Coach K no es gran cosa en el rebote ofensivo y puede sufrir en la defensa dentro de la zona contra jugadores grandes o en los ajustes defensivos en los últimos segundos de posesión del rival. Pero si sus rivales no pueden frenar a Kevin Durant y permiten robos y/o contraataques de EE UU este Dream Team podrá acariciar el oro.

Angola en la memoria. Siempre que se habla de la conjunción del modelo político socialista con la economía de mercado son China y Vietnam los países que salen a colación. Sin embargo se podría decir que Angola fue pionera en este aspecto. Décadas de guerras y corrupción no han permitido grandes resultados, pero el poder del petróleo y los diamantes han convertido a Luanda en una ciudad paradójica, algunos dicen que más cara que Tokio cuando sólo un 30% de su población cuenta con agua corriente en su casa. Desde aquel 31 de julio del 92 del famoso angolazo, con la derrota por veinte puntos de aquella España anfitriona de los Juegos Olímpicos de Barcelona contra el desconocido africano, Angola, y no sólo su baloncesto, ha captado mi atención. El resto lo logró una magnífica novela, Luanda 1936, de José María Mendiluce.

El ausente. Recuerdo una conversación con el director deportivo del Real Madrid Alberto Herreros a finales del 2006. Le hablé de las referencias magníficas que había en Angola sobre un joven pívot de por entonces 16 años y 2,03 m de estatura, un tal Vander Joaquim. Me consta que Herreros preguntó por él y tenía intención de seguirle la pista. Luego supe que Vander se fue a EE UU en 2007 gracias a las gestiones de un tío suyo residente en Brasil. Impresionó su baloncesto en categoría de high school (instituto) y ya ha jugado un año en la Universidad de Eastern Utah (9 puntos y 7 rebotes por partido como freshman, novato). Ahora mide 2,07 y pesa 107 kg. Esta próxima temporada jugará su año de sophomore en la Universidad de Hawaii. Habrá que seguirle la pista.