El Madrid baja a la tierra, pero ahí también vence

Está claro. El Real Madrid también es humano, pero ni así va a ser fácil verle perder. El Unicaja obligó a los blancos a bajar a la tierra, a sudar, a tirarse de los pelos, a jugar una prórroga Y a vencer. De una forma diferente, reinventándose y sufriendo. Porque Málaga lo necesitaba más, derramó el partido sobre la pista en forma de mancha de gasolina. Obligó a los de Messina a tener siempre un ojo puesto en el indicador de la temperatura.

Pero los locales se encontraron con el imprevisto de la resurrección de Bullock en el último instante. Dulce y gigante. Mató las esperanzas de los verdes con dos triples cuando se las prometían muy felices, a punto de superar una maldición que ya se pasea como uno más por el Carpena (octava prórroga seguida perdida).

El Madrid sabía dónde venía, se quitó el traje y bajó al barro. Aceptó la invitación porque tiene recursos para ello. Antes, los tirones los pegaba el Unicaja. Propuso el tanteo y los parciales, el juego y las reglas. Se despegó en el electrónico varias veces, pero se volvía loco con las ventajas. Era como salir de la casa en llamas y volver enseguida para intentar sacar el piano de cola. Hay que echarle la culpa ahí a la desequilibrada dirección cajista (Cook y Jeter), pero también a la vista del banquillo visitante.

Soluciones Messina S.A. supo leer la situación y llevó el partido al intercambio de golpes. En el marcador y la pintura. Hansen, Printezis, Velickovic, Freeland, Lavrinovic, Jeter, Prigioni Y Bullock.