Baloncesto - Euroliga | Olympiacos - Real Madrid
El Real Madrid se juega en Grecia volver a la Final Four
Los ocho mejores de Europa se juegan desde hoy y hasta el 8 de abril, en un playoff a cinco partidos, el billete para la Final Four. El Madrid, que no está desde 1996, debe vencer hoy o el jueves en Atenas para sentenciar en Vistalegre la próxima semana.
Algunos llaman al coliseo del Olympiacos el pabellón de las dos mentiras, por aquello de La Paz y de la Amistad. Los banquillos y la mesa de anotadores suelen estar protegidos con paneles transparentes, pese a que la grada se encuentra varios metros alejada de la pista. Los lanzamientos de objetos no son excepcionales y las bengalas siempre arden en los partidos grandes. Allí, a orillas del Mar Egeo, enfrente del estadio de fútbol Georgios Karaiskakis, héroe de guerra griego, es donde se jugará el Madrid la vuelta a la élite continental, a la que falta desde 1996, en busca de un título que no celebra desde un año antes, desde que Sabonis y Arlauckas reinaran en Zaragoza. El pabellón de El Pireo es una de las grandes pistas del baloncesto europeo, leyenda viva, la misma que vio a Drazen Petrovic anotar 62 puntos en la final de la Recopa del 89.
Esta eliminatoria, al mejor de cinco partidos (2-2-1), es la batalla de dos grandes por recuperar el tiempo perdido. Los rojos, por ejemplo, jugaron la fase final de la Euroliga en 1999 y de momento no han regresado. Dos años antes habían levantado el trofeo. Y en 1995 el equipo griego fue el rival en la última final del Madrid. Ahora se cruzan de nuevo. El Olympiacos es el favorito, cuenta con la ventaja de campo, con varios de los jugadores más caros de Europa (Childress, Papalukas, Vujcic, Greer, Pargo, Halperin...) y con un presupuesto que ronda los 35 millones de euros, superior en más de un tercio al del Madrid. Los hermanos Angelopulos y sus multimillonarios negocios en la industria naval lo hacen posible. La presión es suya, porque si se les escapa el billete a Berlín fracasarán.
Tanto Giannakis como Joan Plaza hablan de defensa y de dominar el ritmo de juego. El Dragón querrá dormir el duelo, controlar a los blancos y matarles con su talento en ataque. El Madrid, lo contrario, defender, rebotear y correr, que se vean los chispazos de Llull, Raúl y Bullock, que les crujan los huesos a Papalukas y Vujcic, que Burusis (pívot tirador de 2,10) no encuentre su sitio. En medio de la tensión, hay sitio para los bromas, para la amistad. La de Papalukas y Van den Spiegel. El griego le ha dicho a su ex compañero en el CSKA que es imposible que el Madrid les gane. El belga le ha respondido irónicamente que cuando supieron que se cruzarían con el Olympiacos hubo fiesta en el vestuario blanco. Pues eso, que siga la fiesta, sin bengalas, a ser posible.