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acb | REAL MADRID 83 - RICOH MANRESA 56

Van den Spiegel reanima al Madrid

<strong>VICTORIA.</strong> El Real Madrid enterró la amargura del derbi contra el Barcelona en un cóctel de ilusión generado por la presentación en sociedad del pívot belga Tomas Van den Spiegel.
VICTORIA. El Real Madrid enterró la amargura del derbi contra el Barcelona en un cóctel de ilusión generado por la presentación en sociedad del pívot belga Tomas Van den Spiegel.Jesus Rubio

El Real Madrid enterró la amargura del derbi contra el Barcelona en un cóctel de ilusión generado por la presentación en sociedad del pívot belga Tomas Van den Spiegel, la jerarquía de Felipe Reyes y el repaso dispensado al Ricoh Manresa pese a una severa sequía desde la larga distancia (uno de dieciocho en triples).

Las ausencias del belga Axel Hervelle y del estadounidense con pasaporte español Venson Hamilton despertaban el temor de los blancos por las dificultades que el conjunto de Jaume Ponsarnau podía causarles en el juego interior. Ni siquiera el estreno de otro belga, el pívot Tomas Van den Spiegel, que agrega 214 centímetros a la línea de postes del plantel madridista, amortiguaba la sensación de exponerse a un peligro latente dentro de la zona que azuzaba el sistema nervioso de los anfitriones.

El estadounidense Josh Asselin intensificó esa sensación de que el Ricoh Manresa acechaba al Madrid dentro de la pintura. El norteamericano encontró aro las tres primeras veces que lanzó delante de Reyes y alimentó unos temores que sólo ensombrecieron el ánimo local de refilón. La alarma resultó falsa. Los manresanos perdieron la conexión con Asselin, dejaron un boquete abismal en el rebote y, a partir del minuto siete (12-11), cayeron en barrena pese al vacío local desde la línea de triples (cero de diez en la primera parte).

El juego exterior del Real Madrid se pudo permitir semejante dispendio gracias, precisamente, a la alta producción de los pívots. Van den Spiegel salió a la cancha con el número doce justo en el minuto siete, al principio del hundimiento manresano. El belga cuenta con el crédito de la grada. El recibimiento que le dispensó Vistalegre no deja duda y la conexión que estableció con Reyes lo explica. El ex jugador del Azovmash ucraniano rentabilizó sus primeros pasos como madridista de forma impecable. Acabó el cuarto con cuatro puntos (dos de dos), un par de rebotes, un mate y una asistencia. Todo dentro del acelerón que acabó con el partido. Un parcial de 14-0 había roto el choque cuando la bocina anunció el final del corte inicial (26-11).

La serie terminó en un 16-0 (28-11) en los albores del segundo periodo mientras el Manresa recurría a una zona para intentar taponar la sangría reboteadora (14-4 m.10). El cero de seis en triples que figuraba en las cuentas madrileñas no se dejaba notar por ningún lado. El estadounidense Jeremiah Massey también encajó a la perfección en el juego interior blanco, que acumulaba una valoración de cuarenta puntos cuando la del Manresa no había superado los diez (nueve a los quince minutos). Doblado en el marcador (36-18), el conjunto de Ponsarnau asistía a un nuevo derroche de Reyes, que ni se acordaba ya de Asselin.

El internacional español paseaba doce puntos (seis de siete de dos) y ocho rebotes antes del descanso, cuya cercanía dio una tregua al cuadro catalán. El cero de diez en triples del Madrid y la comodidad que le rodeaba abrió una espita para una serie de 2-8 que suavizó la diferencia al final del primer tiempo (38-26). De lo demás, nada que decir por parte del Manresa. Sólo una: al final del tercer asalto (61-38), Reyes en solitario superaba la valoración conseguida por todo el equipo del Nou Congost (veinticinco puntos por veintitrés).

El Madrid rompía la defensa manresana sin problemas pese a la losa de los triples. Con cero de quince desde el arco la distancia superaba los treinta puntos (73-42). Al decimosexto intento acabó la sequía local en los triples (76-48 m.36). Ya no había partido. Van den Spigel disfrutó unos cuantos minutos más; Reyes cerró una abundante cosecha (diecinueve puntos, trece rebotes y 32 de valoración); el estadounidense Quinton Hosley terminó de soltarse (diecinueve, siete y veinticuatro) y el Manresa dejó la Copa del Rey en el limbo.