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El Supremo sentencia que la ACB admita al Obradoiro
El club gallego lleva 17 años peleando por lograr la plaza
Se ha hecho justicia tras 17 años de lucha. Así resumió el presidente del CAB Obradoiro, José Angel Docobo, el sentir de la directiva tras el fallo hecho público ayer por el Tribunal Supremo, que obliga a la ACB a inscribir la próxima temporada al equipo gallego.
El Obradoiro ha luchado lo indecible para defender sus derechos en el playoff de ascenso de la temporada 89-90 contra el Júver Murcia. Por aquel entonces, Obradoiro había denunciado por alineación indebida al conjunto murciano por alinear al argentino Esteban Daniel Pérez falsificando su documentación. El club santiagués llegó a enviar a Argentina a detectives privados para obtener las pruebas necesarias, pero la Federación hizo caso omiso e invitó al Obradoiro a seguir reclamando en la justicia ordinaria.
Tras un eterno proceso judicial, la Gestora encabezada por José Ángel Docobo y José Ramón Mato obtuvo al fin una primera satisfacción en septiembre de 2003, cuando el Tribunal Supremo le otorgaba plaza en la ACB, aunque teniendo que satisfacer el canon vigente por aquel entonces y que ascendía a más de dos millones de euros. El Obradoiro, en cambio, solicitaba regresar a la máxima categoría abonando el canon vigente en 1990 y que le obligaba a pagar alrededor de 330.000 euros. Nuevo recurso al Supremo y ayer llegó la nueva sentencia favorable.
El presidente de Obradoiro sintió ayer una gran satisfacción, una sensación de que la lucha de todos estos años ha valido la pena. Siempre pensé que llegaría este día, porque lo que pedíamos era del todo justo. De hecho, ya en el 2003 cuando se nos dio la razón, lo único que falló fue la ejecución de la sentencia, que fue calamitosa. Fue un despropósito, al igual que la actitud de la Asociación de Clubes, que resultó impresentable.
La pregunta inmediata es si el club y la ciudad de Santiago de Compostela podrá articular todo lo necesario para dar forma a un equipo de ACB en un plazo de seis meses. Para José Ángel Docobo, hay tiempo, no es como la otra vez, que teníamos sólo dos meses y todo fueron trabas.