Eurobasket 2005 | Serbia - España
Vuelven los Nikis
Los yugoslavos se las presumían felices con sus cinco chicos NBA, pero no contaban con una España enfurecida que ofreció sin Gasol su mejor versión. Entre las bombas de Navarro y las galopadas de Calderón cayó el anfitrión. ¡A por ellos!
¡Viven!Cada vez que nos medimos a los yugoslavos me viene a la memoria la irrepetible canción de mis adorados Nikis: "Mira como gana la selección, España está aplastando a Yugoslavia por veinte puntos arriba...". Así fue en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, con mi añorado Drazen Petrovic defendiendo a los plavi, y así fue anoche en Novi Sad. Y eso que el Dream Team de Supermario Pesquera jugó ante dos rivales en uno. Serbia y Montenegro. Agotador a priori. Orgásmico después. Me comí muchos Mundiales y Europeos donde nuestros gigantes parecían liliputienses cuando se cruzaban con los anfitriones. En los años 90 los griegos siempre nos dejaban con esa cara de pánfilo que te queda cuando el delegado de la expedición tiene que sacar los billetes de regreso. No es el caso. Mi primo, el de zumosol (Jaro mide 1,93), me lo aclara con un SMS: "¡Victoria no, PALIZÓN!".
¿Qué hace ahí Gasol? Lo mejor del repaso al atolondrado equipo de Obradovic (Zeljko, ¿te acuerdas de tu mágica noche de Zaragoza con Sabonis coronando al Madrid de Mendoza hace justo diez añitos?) fue que nuestro jugador franquicia, nuestro Star NBA, nuestro teórico referente ante el mundo entero, estaba de paisano en la banda. Con unos vaqueros descoloridos, una camiseta gris en todos los sentidos y una barba descuidada de seis días. Mi padre, futbolero y despistado, me llama alarmado: "¿Pero que hace ahí Gasol? ¿Por qué no juega?". Pues eso digo yo. Que los Grizzlies disfruten de sus vuelos sin motor y de sus mates circenses. Pero la España de Gasol firmó ayer su finiquito. Ha nacido el equipo de E-S-P-A-ÑA. Microondas Calderón, Terminator Garbajosa, Bomba de racimo Navarro, Tiburón De Miguel, Flipe Reyes, Rudy Maravilla Fernández... Todos sembraron la semilla en Atenas 2004 y ayer se recogió una cosecha que aventura un septiembre rojo en el que, por fin, los españoles volverán a pasar por el aro. Que lo que la ACB desunió sepa matrimoniarlo esa Selección que es de todos, de altos desgarbados como Fran Vázquez y de esos locos bajitos (grande Serrat) como Calderón y Navarro. Dejan Bodiroga, galáctico en excedencia, todavía no se ha recuperado del baile del Vojvodina Center.
Sáez attack.La Selección se ha contagiado del espíritu de Pepe Sáez, ese presidente atípico que cuida las canas como un actor de Hollywood y habla a los jugadores como si fuese Pat Riley. Un ganador en los despachos que lo mismo provoca unas elecciones en el COE que mete a cinco millones de niños a jugar al basket en los colegios. Así se hace país.
Iker, vengado.Los serbios y montenegrinos bromeaban antes del tsunami español recordando el gol de Kezman en el Vicente Calderón. Nuestros chicos de dos metros, siempre al rescate, vengaron el espíritu herido de su amigo Casillas. Con nuestras torres el juego aéreo está blindado. Lástima que Reyes y De Miguel no sean los centrales de la triste Armada de Aragonés. ¡Seríamos invencibles!