Tomás Roncero

Courtois se merecía una Orejona, única gran asignatura pendiente que le quedaba por conquistar a nivel de clubes

El centrocampista alemán es un tipo honesto y prefiere esperar al término de este curso para decidir qué hacer con su vida y con su futuro profesional.

Lo bueno que tiene es que ha sabido contemplar a sus héroes de niño (Roberto Carlos y Ronaldinho) y ahora compartir cartel con la naturalidad de sentirse un digno heredero.

El Real Madrid conquistó su Liga número 36 tras derrotar al Barcelona en el cuarto partido de la final.

No olviden que aquí lo que vende es la marca Real Madrid, mejor club del Siglo XX (y lo será del XXI, no lo duden) y único equipo de Europa poseedor de 14 Champions.

Fichar ahora a Haaland habría sido condenarle al banquillo. Pero en 2024, con Karim camino de los 37 años, podría convertirse en su heredero ideal.

Lo del belga es una cuestión de confianza. Ancelotti se va a encontrar tras las vacaciones un ‘fichaje’ que no estaba en el guion. Yo confío en él.

Si Lunin encuentra destino para tener más minutos, lo ideal sería fichar un portero con tablas y experiencia que asuma su rol de suplentísimo de Courtois. Ser suplente del belga debe de ser muy duro...

Marcelo tiene 25 títulos “del mejor club del Mundo”, como él mismo recuerda con orgullo. Su legado habla por él. Marcelo, eres Leyenda. Obrigado, amigo.

Si algo tiene esta selección de Luis Enrique es su fiable perfil martillo-pilón. Un equipo insistente, terco, confiado en sus fuerzas y con la suficiente autoestima como para no bajar la guardia pese a las adversidades que le plantea el camino...

El puesto de mediocentro defensivo siempre ha sido determinante en la historia del Madrid. A Tchouaméni le espera el paraíso del fútbol con los brazo abiertos.

La palabra Madrid va ligada al campeón de las 14 Copas de Europa por todos los rincones del mundo. De la capital de España los turistas ya empiezan a nombrar primero al Real Madrid...

l caso es que la tropa de Luis Enrique sigue afrontando estas citas con un ímpetu admirable y un ardor guerrero que impide desconectarse de los nuestros.