Pepe Rodriguez Rodriguez

Buffalo vivió un doble renacimiento con la venta de la franquicia a un magnate local y con el fichaje de un entrenador que era un enemigo íntimo.

La franquicia ha vivido un renacer con la compra por parte de la familia Pegula, que se ha comprometido a quedarse en Buffalo sin oír cantos de sirena.

Becky Hammon se ha convertido en la primera entrenadora de un equipo NBA, aunque sea en la liga de verano, y eso merece reflexión.

Son los 49ers uno de los grandes clásicos modernos de la NFL, y eso a pesar de que llevan demasiados años sin conseguir el ansiado anillo.

Zach Johnson consiguió el segundo Major de su carrera en un emocionante playoff en el mítico campo de St. Andrews, en Escocia.

Kansas City presume de ser una ciudad pasional con sus equipos deportivos y, entre ellos, los Chiefs son la gran joya de la corona.

En Houston creen que pueden recuperar a Ty Lawson y convertirle en un base capaz de mejorarles lo suficiente como para aspirar al título.

Los Saints salvaron, en más de un sentido, a una parte de New Orleans en la tragedia del Katrina. Desde entonces, siguen en la élite emocional de la NFL.

El British Open puede ratificar el fin de Tiger Woods a la vez que el nacimiento de una nueva figura en el golf como es Jordan Spieth.

Los Texans son una franquicia "nueva", pero por la forma en que está llevada y el legado espiritual que heredó de los Oilers es una clásica.

O'Brien y Crennel tienen entre manos un grupo más que interesante, pero que necesita que Clowney rinda como la figura que se esperaba que fuese.

El equipo pierde la referencia, casi existencial, de Andre Johnson, por lo que mutará a un ataque más poderoso y terrenal con uso intensivo de TEs.

El equipo es uno de los grandes perdedores históricos de la competición y, a pesar de ello, está muy pegado a la sociedad de Detroit.

Da lástima que una de las mejores aficiones de toda la NFL esté dirigida por un grupo tan disfuncional y, encima, sea algo que viene ya de lejos.

La gestión de Dan Snyder ha sido toda una montaña rusa de emociones con un denominador común: la derrota. Hasta el nombre de la franquicia está en juego.

El hermano pobre de los equipos de la capital del mundo tiene una justa fama de perdedor, pero sus aficionados son de los más especiales.

Los entrenadores de los Seattle Seahawks han construido uno de los mejores equipos de la NFL con una fórmula muy sencilla: que mande el talento.