Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

Raiders 35 - Panthers 32

Ni un meñique puede parar a los Oakland Raiders

Derek Carr se lesionó en su mano de lanzar, pero eso no fue óbice para que su equipo pudiese superar el mal momento y ganar a los Carolina Panthers.

Nov 27, 2016; Oakland, CA, USA; Oakland Raiders wide receiver Seth Roberts (10) celebrates with quarterback Derek Carr (4) his touchdown scored against the Carolina Panthers during the first half at Oakland-Alameda County Coliseum. Mandatory Credit: Kirby Lee-USA TODAY Sports
Kirby LeeUSA Today Sports

Un meñique es una cosa pequeña. Está en la mano, ahí, como sin darse importancia. No tiene mucho uso por sí mismo. Es el más débil de sus compañeros. Pero, tal y como demostró Canción de Hielo y Fuego, así como Juego de Tronos, un meñique puede tener mucha más importancia de la que parece.

Pongamos de ejemplo el partido entre los Oakland Raiders y los Carolina Panthers, que ganaron los primeros por 35 a 32. Antes de que un meñique se convirtiera en el protagonista de esta historia, el equipo que juega en el Agujero Negro había destrozado a sus rivales. Aniquilado, si se me permite. Les había dado una lección absoluta de jugar al fútbol americano y se había puesto 24 a 7 arriba.

Fue en una primera parte primorosa. En ella los Raiders anotaron tres touchdowns y un field goal con un contumaz dominio del balón y de la posesión. Anotaron, además, de todas las formas posibles, como para demostrar que no había nada en el partido que escapase a su control: Seth Rovers por aire, con un pase soberbio de un soberbio Derek Carr; Latavius Murray por tierra, aprovechando la ausencia de Luke Kuechly en el medio de la defensa de Carolina; y Khalil Mack con un pick six, una interecepción retornado, porque la defensa también quería brillar.

Bueno, brillar, digo, la defensa. Me refiero a eso de que salgan también en los vídeos de jugadas chulis y guays. Porque brillar, lo que se entiende por brillar para su trabajo, lo habían hecho de forma primorosa. Si digo que Cam Newton acabó la primera mitad con 18 yardas totales aéreas, con 3 de 12 en pases completados y con cero de ellos en el segundo cuarto, todo lo anterior mínimos históricos del reinante MVP de la NFL, supongo que estará todo dicho.

Campana y se acabó ¿no? 24-7 al descanso (porque Newton anotó un tochdown corriendo) y una sensación de superioridad cercana a la asfixia. No hay más que ver.

Pues que entre el meñique.

Al comienzo del tercer cuarto, en un intercambio de balón aparentemente rutinario entre Rodney Hudson, center de los Raiders, y Carr éste último se dislocó el más pequeño de los dedos de su mano de lanzar. Entre evidentes gestos de dolor perdió el balón, que fue recuperado por Thomas Davis.

Mientras en la banda, primero, y en el vestuario, después, trataban de recolocarle la falange, Jonathan Stewart anotaba seis puntos para Carolina. En el estadio el silencio se cortaba con un cuchillo. Y la tensión. 24-13, porque se bloqueó el extra point por parte de los equipos especiales negros y plata.

Salió Matt McGloin, QB suplente, a jugar y Jack del Río tuvo muy claro el plan desde ese momento: correr, correr y correr, pasar sólo en circunstancias extremas. Con tal evidencia, con tal transparencia, la defensa de Carolina convirtió el predecible desarrollo en un drive penoso para los Raiders que acabó, claro, con un blitz en el que se tiró hacia el probre McGloin hasta las zapatillas de los jugadores en un tercera y largo. Silencio en el campo.

En el mismo momento en el que Carr, con guante negro, volvió al terreno de juego, y la afición estallaba con una muy sincera ovación de alivio, Cam Newton decidía que estaba harto de ser superado y que, ya que estaba el momentum a su favor, iba a jugar a la ruleta rusa el resto del partido: 88 yardas a Ted Ginn y otro touchdown. 24-19, porque fallaron la conversión de dos puntos.

Carr cogió los mandos. Su meñique no. Ese condenado aún no quería jugar. Visiblemente molesto, y ya en shotgun para el resto del partido, esto es, cogiendo el balón lejos del center, acabó siendo interceptado por el siempre presente Thomas Davis. Un par de jugadas después, Stewart ponía por delante en el partido, 24-25 (es que, perdón, pero fallaron otra conversión de dos, lamento tanta interrupción), a Carolina.

Aún no había tocado fondo la historia del meñique. En el siguiente drive vuelta a la incomodidad, a la shotgun que tampoco permite correr y a devolver el balón a Carolina que, oh, de nuevo sirvió para que Newton jugase a todo o nada. Esta vez fue Benjamin el que recibió una bomba azarosa poniendo el 24-32 en el marcador (sí, ya se dejaron de tonterías con las conversiones aquí).

Supongo que fue la asunción de la derrota tras un partido en el que habían sido infinitamente mejores. Supongo que tuvo que ver que, al calentar, la molestia desapareció. Supongo que el alma de campeón cuenta. Supongo todo lo anterior porque, desde este instante, y ya con la situación perdida tras haber sido un vendaval, con la sensación de injusticia anidando en la mente de toda la RaiderNation, Derek Carr volvió a ser él mismo.

Y Derek Carr siendo él mismo es una cosa loca. Es un espectáculo que roza el absurdo. Toda su efectividad retornó a su ser. Quizás entrando por el meñique, aunque no lo puedo asegurar, y atizó allá donde AJ. Klain, el sustituto de Kuechly, estuviese en cobertura. Bang, bang, mi amigo, bang, bang, estás muerto. Walford puso el 32-32 con un touchdown y una conversión de dos puntos de Seth Roberts. La defensa paró a Carolina. Carr buscó a Crabtree contra Klain, con 49 yardas de ganancia, y remataron corriendo como les dio la gana para el field goal y el 35-32.

Aún faltaba que la defensa pusiese el punto y final. Con cuatro haciendo el pass rush les bastaba para amargar a Newton. Y así fue, de nuevo, como casi todo el partido, en el drive final. Khalil Mack, por supuesto, que esto es un cuento de héroes legendarios, fue el que se llevó el trofeo final del sack, del fumble y de la recuperación del balón. Igual hasta con el meñique fue que golpeó de inicio a Cam.

Júbilo. Locura. Nada de silencio. Nada de meñiques. ¿Cómo un meñique va a tumbar a un equipo así?

ESTADÍSTICAS COMPLETAS DEL PARTIDO.