Frédéric Hermel

No sé si Raphaël Varane será jugador del Madrid la temporada que viene. Y creo que tampoco sabe muy bien mi doblemente compatriota cuál será su futuro.

No recuerdo a ningún entrenador o jugador merengue diciendo, al poco de salir del club, que pasar por el Madrid haya sido "la cosa más bella que me haya pasado en la vida".

Se cierra la etapa grandiosa de un entrenador que ha ganado, entre muchos títulos, nada menos que tres Champions League consecutivas.

Las palabras de ayer de Zidane para sus jugadores ("Me han salvado", dijo el francés) demuestran una vez más y de magnífica forma el entrenador que es.

La competición española en sí quedará para siempre como la Liga de la sospecha, como la Liga de la mano de Militao, como una Liga manchada por la injusticia.

Estalló un entrenador que antes no decía nada sobre los árbitros pero que, en privado, reconoce desde hace mucho tiempo el maltrato que sufre el Madrid.

Machacar a Hazard de esta forma por haber mostrado su alegría, durante algunos segundos, al encontrarse con buenos amigos, es realmente penoso.

Aquí está Hazard, en Londres con el resto del equipo, y dispuesto a ser titular en lo que es, hasta ahora, el partido más importante de todo el año.

Los dirigentes del PSG quieren a toda costa que Mbappé sea aún jugador del equipo parisino cuando, en 2022, se celebre el Mundial de Qatar.

El anuncio de la voluntad de crear la Superliga y la presencia en primera fila del Madrid y de su presidente han creado un ambiente desfavorable para el club blanco.

Karim Benzema lleva ya doce años vistiendo esta camiseta y representa ahora mejor que nadie al madridismo y a su grandeza.

No podemos hacer otra cosa que esperar y, sobre todo, disfrutar a tope del maravilloso final de temporada que Zizou y sus chicos nos están ofreciendo.

El Real Madrid lleva ya 24 partidos de Liga sin ningún penalti a favor. Hay que remontarse al año 1974 para encontrar una racha negativa de tal calibre.

Sin ninguna duda, la ida de cuartos de final de la Champions del pasado martes quedará como el parte de nacimiento de Vinicius Junior.

Poco después del Mundial de Rusia ganado por Francia, le pregunté al delantero galo cómo había vivido este cruel momento y me contestó que había sido difícil, ...

Después de un partido serio contra el Atalanta y de un sorteo aparentemente beneplácito, el entusiasmo ha invadido el cuerpo y la mente de los catastrofistas.

Más allá por supuesto de su familia, resulta evidente que el Real Madrid es la prioridad absoluta de Karim Benzema.

Veía a Marco como un posible futuro Balón de Oro y creía que íbamos a tener un nuevo duelo apasionante entre él y Mbappé.

Más allá de todo lo que aporta con sus goles y su juego inteligente, es esencial describir la relación muy especial que Benzema tiene con el estrés y la presión.

El Madrid gana la ida de octavos de Champions fuera de casa y va bien en la Liga, a pesar de numerosas bajas, pero se habla continuamente de crisis.

Existe una sensación muy especial y algo rara por decir la verdad. La del final de una época, una de las más grandiosas de la historia del Real Madrid.

La lesión de Benzema era de esperar porque el francés lo ha tenido que jugar casi todo, ya que no tiene ningún sustituto de garantía.

Mbappé no puede seguir siendo el número 2. Necesita ser, como el martes en Barcelona, el número 1, el foco de atención de todos sus compañeros.