Siempre me cayó bien Álvaro Morata. Me parecía un tipo sencillo, alejado del mundo influencer del fútbol del siglo actual.
Eso es el Atleti, un equipo correoso, especialmente cuando Angelito Correa está como estuvo en el Metropolitano frente al Cádiz.
Me duele decir que ya nos hemos descolgado de la clasificación. Siempre pienso que las cinco primeras jornadas son las más importantes junto a las cinco últimas.
Recuerdo nítidamente el caso Vieri. Vieri llegó al Atlético, hizo una temporada primorosa, metió muchos goles, y se empeñó de repente, creyéndose Balón de Oro...
Yo les pediría, como todos los años hago, luchar con pasión desmedida por la Copa del Rey.
Queremos algún nombre nuevo, la afición necesita algo más que una defensa numantina.
El pasado domingo coincidieron la decimoquinta etapa del Tour de Francia, que esta favoreciendo a los españoles, y la final de Wimbledon, donde Carlos Alcaraz se coronó campeón.
Con la de cosas que hay que mejorar en el club, ¿a quién se le ocurre comenzar por lo más sagrado?
Nos ha quitado el récord de Grand Slams y gana al relevo murciano del genio mallorquín...
...nos han dado el alegrón de la temporada porque ese título sabe a gloria bendita...
Podía haber sido un día de San Isidro perfecto. El Atleti habría ganado al Elche, colista de Primera y descendido de categoría y tres puntitos más.
Nos quedan bien ese azul y ese escudo precioso, símbolo fundacional del glorioso Atleti.
Y que dure. El Atleti es la irregularidad manifiesta, el azote de los apostadores, la perdición de los listillos, un rompe estadísticas.
He visto a muchos pilotos correr, pero ninguno me ha transmitido lo que él. Sólo Senna y Schumacher. Esa es mi santísima trinidad.
El otro día casi me da un síncope al abrir el teléfono tras el concierto y ver ese 6-1 rotundo y asombroso. Un set al Sevilla
Termino el partido sufriendo como un poseso sin quitar ni un segundo los ojos de la pantalla.
No lo pueden entender, es cierto. No conseguirán vernos desanimados, o con ganas de abandonar el barco. Somos el Atleti, eso tan raro.
A ver si le metemos psicología a la eliminatoria e intentamos atemorizar al vecino.
Ahora el prota es un francés genial con el pelo rosa chillón horroroso...
Dani Olmo y Morata son diferentes, pero en los dos descansan nuestras esperanzas.
Una final entre Argentina y España, por ejemplo, sería un sueño para mí. Sigamos soñando.
Ni siquiera nos han echado, nos hemos ido nosotros solitos.
“El Metropolitano ya es nuestra casa, por más que siempre echemos de menos al glorioso Calderón. Podría ser una gran temporada si hacemos que nuestro campo sea una caja fuerte”.
Es muy dura la palabra “daño”, pero la verdad es que creo que así quedamos tras el tristemente famoso partido Atlético de Madrid-Real Madrid...
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