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¿Tienes el segundo dedo del pie más largo que el gordo? Puedes padecer la enfermedad de Freiberg

Se trata de una necrosis del segundo metatarsiano que habitualmente se aplana, pierde su forma correcta y dificulta el riesgo sanguíneo en la zona. O al menos así lo ha indicado el ICOPCV.

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¿Tienes el segundo dedo del pie más largo que el gordo? Puedes padecer la enfermedad de Freiberg
Pexels

Los dedos de los pies no siempre siguen un patrón determinado. Y es que hay personas que tienen los dedos muy anchos, muy grandes, muy largos o muy pequeños. Aunque esto es algo normal, también hay personas que tienen el dedo gordo del pie más pequeño que el segundo dedo, es decir, que el segundo dedo del pie es más grande que el resto.

Y este tipo de personas, según el Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunidad Valenciana (ICOPCV), son más propensas a padecer la Enfermedad de Freiberg: una necrosis del segundo metatarsiano que habitualmente se aplana, pierde su forma correcta y dificulta el riesgo sanguíneo en la zona.

Causas

Esto provoca hinchazón dorsal y dolor en el antepié al caminar. Esta patología es común en mujeres durante el brote de crecimiento en la pubertad y cuando hay un acortamiento gemelar y marcha en puntillas. Ahora bien, otros factores vinculados a esta enfermedad son la práctica de deportes de gran impacto como son el baile, correr, saltar...

¿El motivo? Está claro: son dinámicas que realizadas con frecuencia favorecen el colapso óseo. Este hecho, como era de esperar, ha generado un cierto debate en las redes sociales, sobre todo entre personas que sí poseen esta peculiaridad en sus pies.

Diagnóstico y tratamiento

El origen exacto de la enfermedad es desconocido. No obstante, la hipótesis más extendida es que la enfermedad se produce por microtraumatismos de repetición sobre la cabeza del segundo dedo del pie, produciendo un colapso de los vasos sanguíneos que produce necrosis avascular”, ha explicado Jorge Escoto, miembro de la junta directiva del ICOPCV.

Para el diagnóstico, este podólogo ha aclarado que además de la exploración suelen necesitar radiografías. Una vez confirmado, el tratamiento consiste en la realización de un estudio biomecánico, estudio de presiones plantares y la confección de soportes plantares para descargar la zona metatarsal afectada.

Recomendaciones

Para este tipo de casos, los expertos recomiendan el uso de zapatos con una suela que tenga una buena capacidad de amortiguación y así evitar la deformidad permanente de la cabeza metatarsiana intentando preservarla anatómicamente.

Las secuelas más comunes de haber padecido la enfermedad son: artrosis de la articulación metatarsofalángica, metatarsalgia crónica, rotura de la placa plantar, deformidad del dedo (dedo en garra o martillo) o artritis.

“En algunos casos, se han de pautar analgésicos o realizar infiltraciones con corticoides y anestésico local. También puede requerir la inmovilización con yeso o con bota, muletas y descarga completa. Si el tratamiento conservador fracasase, se podría llegar al tratamiento quirúrgico, pero no es lo más habitual”, ha concluido Escoto.

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