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SOCIEDAD

La regla para nombrar a una persona en Rusia: así funciona la curiosa regla de los patronímicos

En Rusia, un ‘segundo nombre’ acompaña el primero en los documentos oficiales. Su uso es común como señal de respeto y educación.

Russian President Vladimir Putin attends a meeting with CEO of VTB bank Andrei Kostin in Moscow, Russia, November 27, 2023. Sputnik/Mikhail Klimentyev/Kremlin via REUTERS ATTENTION EDITORS - THIS IMAGE WAS PROVIDED BY A THIRD PARTY.
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El maravilloso mundo de los nombres y las culturas de cada país. El uso del patronímico (que deriva del nombre del padre o de algún antecesor y se aplica a un descendiente, o bien el apellido formado a raíz del nombre) cambia de un lugar a otro. En los países hispanohablantes, por ejemplo, se dejó de emplear con el Concilio de Trento, a finales del siglo XVI.

Aun así, son muchos los apellidos ‘-ez’, en España, que significan ‘hijo de’. Son los casos de Fernández, hijo de Fernando, o Sánchez, hijo de Sancho, por citar dos de los más comunes. En Portugal ocurre de forma similar con nombres como Peres o Gomes, mientras que en la selección de Croacia vemos apellidos con la misma terminación en ‘-ic’: Modric, Perisic o Mandzukic son algunos de los ejemplos más conocidos.

Y qué decir de los famosos nombres de Islandia, cuyos habitantes carecen de apellido, haciendo uso únicamente del patronímico correspondiente. Así, la cantante Björk se llama Björk Guðmundsdóttir, que significa “la hija de Guðmund”, o bien Arnór Sigurdsson, hijo de Sigurður Sigursteinsson. Son muchos los ejemplos de algunos países conocidos, pero, quizá, el caso de Rusia no sea tan extendido.

Terminaciones según el género

Y es que los ciudadanos rusos también cuentan, normalmente, con un patronímico propio (ótchestvo, en ruso, que deriva de la palabra ‘otéts’, que significa padre). Y este suele aparecer como segundo nombre tanto en el pasaporte como en el resto de documentos extranjeros. Su ausencia puede indicar que alguien es de origen extranjero, según explica la web Russia Beyond.

El patronímico de los hombres se suele realizar con las terminaciones ‘-óvich’ y ‘-évich’. Sin ir más lejos, encontramos el ejemplo en el presidente ruso, Vladímir Vladímirovich Putin. En el caso de las mujeres, se forma con las terminaciones ‘-ievna’, ‘-ovna’, o ‘-ichna’. Para formarlo, depende del nombre a partir del que se forman. Siguiendo con el ejemplo del Kremlin, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores es María Vladímirovna Zajárova.

Su uso completo en contextos oficiales es señal de respeto, se considera un gesto de buena educación en una conversación formal. Especialmente, en caso de conocer el patronímico, se suele usar con las personas mayores, en señal de respeto por parte de los más jóvenes.

Un uso ‘responsable’

El empleo de este patronímico cuenta con unas raíces profundas entre la cultura rusa. En el ámbito de la literatura, muchos de los personajes de las novelas de los escritores Tolstói y Dostoievski se hablan haciendo uso del patronímico, puesto que son gente noble e inteligente. Pero hay que tener cuidado con su uso, puesto que abusar de él puede ser considerado como sarcástico. Durante la era soviética la había cierto hartazgo de tener que mencionar, casi de forma servil, a los líderes del Partido, como Iósif Vissariónovich Stalin.