La mejor agua de grifo de España: no es la de Madrid

Hemos escuchado toda la vida a los madrileños hablar de que “su agua” del grifo es la mejor de toda España, por lo que el informe de la OCU va directa al orgullo de la capital. En dicho informe, la Organización de Consumidores y Usuarios ha evaluado la calidad del agua en 62 localidades españolas, puntuando como “buena” el agua en 36 municipios, y excelente en 19, siguiendo diferentes criterios como su tratamiento para hacerla potable o la calidad de sus instalaciones. Tan solo en siete localidades se han encontrado contaminantes.

A pesar de ello, la OCU presenta que el 30% de los ciudadanos en España opta por no consumir agua del grifo. Y para un gran porcentaje, este agua es considerada un factor de alto riesgo para la salud. Reducir el consumo de agua embotellada podría potencialmente generar un ahorro anual de más de 600 millones de euros para los hogares. Además, esta medida contribuiría significativamente a la reducción del uso innecesario de plástico y de las emisiones de gases de efecto invernadero.

La de Burgos es la mejor opción

Ciertas ciudades en España se distinguen por ofrecer agua de una calidad excepcional. En primer lugar, Burgos sobresale por proporcionar agua baja en minerales y completamente libre de cal, lo que la hace suave al paladar y sin ningún tipo de contaminantes, además de ser una opción económica en comparación con la media nacional. Por su parte, San Sebastián ofrece un agua con mineralización muy ligera, aunque se detecta una mínima presencia de cobre, probablemente procedente de las tuberías de los edificios. No obstante, en términos generales, esta ciudad brinda agua de excelente calidad en términos de higiene y contaminación a un costo asequible.

Además, Las Palmas, a pesar de estar situada en una isla con recursos hídricos limitados, sorprende al figurar entre las tres mejores en cuanto a la calidad del agua. El suministro de agua en Las Palmas proviene de diversas fuentes, como desaladoras, pozos propios y acuíferos, y a pesar de estas limitaciones, la calidad del agua cumple con los estándares higiénicos y de contaminación, lo que la convierte en una elección respetable para los habitantes de la isla.

La peor se encuentra en Lebana

De las 62 muestras recopiladas, solo siete de ellas presentaron deficiencias que, aunque no alcanzaban un nivel tan crítico como para que el agua no fuera potable, requerían medidas de corrección. En Lebana, se detectó la presencia de E. Coli, un indicador de contaminación fecal reciente, ya que su supervivencia en el ambiente es limitada. Además, algunas cepas de esta bacteria son potencialmente patógenas.

Por otro lado, en Ciudad Real se hallaron trihalometanos a niveles de 99,7 microgramos por litro, rozando el límite de 100 mcg/l establecido. Cualquier pequeña variación en la calidad del agua podría llevar a superar este límite, lo que la haría no apta para el consumo. Los trihalometanos se forman a partir de la combinación del cloro con la materia orgánica del agua durante el proceso de potabilización. Además, se encontraron preocupantes niveles de nitratos en el agua de Palma de Mallorca, ligeramente por encima de las recomendaciones de la OMS, lo que podría tener implicaciones para la salud, especialmente en niños.

En Arándiga, se identificó un alto recuento de microorganismos aerobios y coliformes, indicando una mala higiene y una mayor probabilidad de la presencia de bacterias perjudiciales.

Finalmente, en Barcelona, Huelva y Logroño, se observó una presencia elevada de microorganismos aerobios, lo que sugiere una desinfección deficiente del agua, con la contaminación potencialmente procedente de diversas fuentes, incluyendo las plantas de tratamiento y las tuberías de las viviendas.