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SOCIEDAD

El perro de Biden manda al hospital a un agente del Servicio Secreto

Es un pastor alemán llamado Commander que ha tenido problemas para adaptarse a los ritmos frenéticos de su nuevo hogar, la Casa Blanca

El pastro alemán es una de las razas más conocidas del mundo. Con  un aspecto musculoso y atento y una actitud noble y distante. Es una raza de perro a la que le encanta aprender y prestar mucha atención al adiestramiento.
VictorRicoFotoGetty Images/iStockphoto

Ser la mascota del presidente de los Estados Unidos no es fácil. Sobre todo, porque tienes que acostumbrarte a estar siempre rodeado una multitud de gente con prisa. Asesores, personal, policía, miembros del Servicio Secreto... Es una vida estresante. El problema viene cuando toda esa tensión acumulada acaba por escapar en forma de violencia, llegando a poner en peligro la integridad física de los que están cerca. Entonces la cuestión se convierte en un problema.

En Estados Unidos, este debate lleva abierto varios días. Todo estalló después de hacerse público un informe en el que se señalaba que el perro del presidente Biden, un pastor alemán llamado Commander, había atacado a agentes del Servicio Secreto hasta en diez ocasiones entre octubre de 2022 y enero de 2023. Fue un lapso de tiempo en el que el animal se mostró inusualmente irascible, ocasionando lesiones a algunos efectivos del cuerpo de seguridad.

Aunque no fueron, en general, episodios de consecuencias fatídicas, uno sí que terminó con una visita al hospital. La oficina de prensa de la Primera Dama, Jill Biden, intentó quitarle hierro a la cuestión a través de un comunicado en el que se aclaraba que “el complejo de la Casa Blanca es un entorno único y estresante”, y que la familia ya estaba trabajando para encontrar nuevas formas de “mejorar la situación para todo el mundo”.

Estrés y agresividad

En la misma línea, el Servicio Secreto apuntó que lidiar con las mascotas de la presidencia es uno de los gajes del oficio, y que no son nuevos en el control de este tipo de escenarios. No obstante, algunos en el país se preguntan si la residencia de Washington D.C. es el lugar ideal para un pastor alemán, que seguramente estaría más feliz si tuviera la posibilidad de campar a sus anchas en un una zona campestre. Y es que no es la primera vez que esta raza le da problemas a los Biden.

Commander es, al menos, el segundo pastor alemán que ronda por los pasillos de la mansión pálida durante la presente administración. El otro se llamaba Major. Su comportamiento agresivo con el personal hizo que la convivencia se tornara imposible. Finalmente, Biden resolvió enviarlo de vuelta a Delaware -su estado de residencia antes de ser presidente- donde está siendo cuidado por unos amigos. El tiempo dirá si Commander recorre la misma senda o acaba amoldándose a los exigentes tiempos esclavos de la alta política.