El avión que puede cambiar la guerra
Se trata del F-16. Conocer los límites del avión enemigo y el alcance y comportamiento de sus armas supone una ventaja comparativa, aunque todavía no se conoce si será tan significativa como reconocen las autoridades ucranianas.
Las peticiones de armamento militar de Ucrania a los países occidentales pasan, habitualmente, por tres fases: negación pública, negociación conjunta con Ucrania y, finalmente, el envío. Tras encontrarse en esta última, ya es solo cuestión de tiempo que este país reciba los tan esperados aviones F-16.
Y es que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, advirtió a sus aliados que no cesaría en su empeño de hacerse con el poder aéreo de la guerra, algo que, según el mandatario ucraniano, era fundamental para equilibrarla. Y así ha sido. La clave de esa nueva aportación armamentística, sin embargo, no estará en el propio avión, sino en las armas con las que irá equipado.
Cifras y formación de pilotos
Después de aprovechar una visita de Zelenski, el gobierno de Países Bajos anunció la cesión a Ucrania de un paquete de nada menos que 42 aviones. A este anuncio se unió poco después el realizado por Dinamarca, que se comprometía a facilitar otros 19, seis para finales de año, ocho más en 2024 y los cinco restantes en 2025. Por último, Noruega también confirmó hace unos días el suministro, aunque no ha especificado el número de ellos.
A este envío se sumará la formación de pilotos, algo que harán países como Francia, Rumanía, Grecia o Reino Unido, algunos de ellos incluso sin tener F-16 en su flota. Esta operación, además, ya ha sido aprobada por Estados Unidos y, a pesar de que van a ir llegando progresivamente, a esta cifra podrían unirse más ejemplares de otros estados.
¿Por qué los pide Ucrania?
Cabe destacar que los cazabombarderos F-16, de fabricación estadounidense, son una de las aeronaves de combate más versátiles y ampliamente utilizadas en todo el mundo. Estos aviones son conocidos por su agilidad, su facilidad para maniobrar y su capacidad para realizar una variedad de misiones, incluyendo combate aire-aire y ataques a tierra.
La adquisición de estos cazabombarderos podría proporcionar a Ucrania una mayor capacidad de combate y un mejor desempeño en operaciones militares. Aunque los F-16 no van a decidir la guerra, sí que generarán un importante desequilibrio en el momento en que se puedan emplear con el número suficiente y con el armamento adecuado.
Factores a tener en cuenta
Entre los factores que podrían desequilibrar la balanza es conveniente señalar la versión de los aviones entregados, es decir, de los sistemas y equipos a bordo pero, sobre todo, de sus armas y de sus tácticas. Ahora bien, más allá del modelo que se entregue e incluso de sus armas, el hecho de introducir en la ecuación un nuevo elemento desconocido para los rusos ya supondrá un elemento desestabilizador.
¿Por qué? Está claro: hasta ahora, tanto la aviación de Moscú como sus sistemas antiaéreos se las han tenido que ver con aviones de origen soviético, modelos que ellos mismos tenían incluso en versiones más modernos y potentes. Por tanto, conocer los límites del avión enemigo y el alcance y comportamiento de sus armas supone una ventaja comparativa, aunque todavía no se conoce si será tan significativa como reconocen las autoridades ucranianas, si es viable un período de formación tan corto y, lo más importante, cómo responderá Rusia.