¿Por qué la mayoría de los ‘huracanes’ tienen nombre de mujer y cuál es su explicación?
Las autoridades meteorológicas, respondiendo a la tradición marítima de referirse a las tormentas con apelativos femeninos, hicieron lo propio con los huracanes a partir de 1953.
Patricia, Katrina, Audrey, Dolly o Hanna han sido algunos de los huracanes que más desastres han causado. Y, durante mucho tiempo, se ha denominado a este tipo de fenómenos únicamente con nombres asociados al género femenino. Se trata de una práctica que se remonta a principios de la década de los 50. Hasta entonces, se los bautizaba con el nombre del santo del día en el que ocurría el fenómeno: como los huracanes Santa Ana (1825) y San Felipe (1928).
El primero en escoger un nombre propio, que no fuera de un santo, fue el meteorólogo Clement Wragge, a finales del siglo XIX. Primero, empezó usando apelativos sin seguir ningún tipo de criterio, más que seguir el orden alfabético —primero el griego y luego el romano—. A continuación, se decantó por usar nombres de políticos de la época con los que él no simpatizaba. Y, finalmente, siguió con los nombres de féminas.
Esta práctica terminó por empezar a convertirse en hábito a partir de 1953, cuando los meteorólogos estadounidenses empezaron a hacer lo propio. De esta manera, bautizaron con nombre de mujer a algunos de los huracanes más dañinos de la época: Audrey (1957), Donna (1960), Flora (1963), Inés (1966). De acuerdo a The New York Times, esta decisión responde a la tradición marítima de escoger apelativos de mujer para tormentas o de llamar por pronombres femeninos a los barcos. Pero, a partir de 1978, se empezaron a alternar nombres femeninos con masculinos.
Rocxy Bolton, la feminista que luchó contra el sexismo en la meteorología
El cambio llegó primero a la región de Pacífico Norte oriental y, un año después, la Organización Metereológica Mundial y el Servicio Metereológico de Estados Unidos decidieron alternar nombres de mujeres con distintivos masculinos. Este cambio en el sistema no fue casual. Las mujeres, a principio de la década de los 70, empezaron a protestar por usar apelativos femeninos para este tipo de fenómenos asociados al desastre. Esta demanda estuvo encarnada en la figura de Rocxy Bolton, la fundadora de la Organización Nacional de la Mujer de Florida (NOW, por sus siglas en inglés).
Entre muchas de las causas por las que abogó al frente de su organización relacionadas con la igualdad de la mujer, se encuentra esta, la del apelativo escogido para denominar a los huracanes. “Las mujeres se resienten profundamente al estar asociadas arbitrariamente al desastre”, explicó, según recoge The New York Times.
Bolton de dirigió a personalidades políticas y a las autoridades meteorológicas. Realizó varias sugerencias, como empezar a usar nombres de antiguos senadores estadounidenses para los huracanes. Y, tras la victoria del demócrata Jimmy Carter, llegó el momento del cambio: en 1979, los expertos usaron el nombre de Bob para referirse a uno de estos fenómenos.