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Los documentos filtrados del Pentágono revelan un grave error de Rusia

El debilitamiento de las fuerzas especiales rusas los primeros meses de la guerra explica las complicaciones de Rusia para completar el asalto a ciudades ucranianas.

FILE PHOTO: The Pentagon is seen from the air in Washington, U.S., March 3, 2022, more than a week after Russia invaded Ukraine. REUTERS/Joshua Roberts/File Photo/File Photo
JOSHUA ROBERTSREUTERS

La filtración de documentos del Pentágono es un episodio digno de cualquier película estadounidense de espías; pero no es una invención de Hollywood, sino un destape tan real que ha significado un punto de inflexión en la contienda y ha marcado las posibilidades de la ansiada contraofensiva ucraniana. Tanto que, mientras el Departamento de Justicia de Estados Unidos trabaja para cerrar el caso lo antes posible, los papeles siguen volando a través de la ventana y cruzando todo el planeta.

Este derrame de información ha tenido en su último afluente la explicación a una de las grandes incógnitas de la invasión. Según ha recogido ‘The Washington Post’, uno de los informes de la inteligencia norteamericana apunta directamente a la debilidad de las fuerzas especiales rusas Spetsnaz como un factor clave. Estos comandos, dañados seriamente en los primeros compases de la guerra, habrían marcado todo el transcurso del conflicto.

¿Por qué son tan importantes estos comandos?

Dentro de los Spetsnaz se integran grupos militares de fuerzas especiales y de élite, a cuyo encargo quedan aquellas tareas bélicas y de carácter internacional más peligrosas y difíciles. Es decir, son el brazo duro del Ejército ruso. Su inesperado debilitamiento supone la base de todas las complicaciones que presentan las tropas rusas para completar con éxito las tareas de asalto y de ruptura de las férreas e impenetrables defensas urbanas que plantea Ucrania.

El principio del fin tuvo lugar al comienzo de la invasión; al final del invierno y comienzo de la primavera. Y el motivo, un error estratégico de dimensiones totalmente descomunales: el exceso de confianza en los Spetsnaz por parte de la cúpula militar rusa llevó a los altos dirigentes a designar a estos comandos una labor para la que no están especializados.

Service members of pro-Russian troops ride an armoured personnel carrier during Ukraine-Russia conflict on a rainy day in the southern port city of Mariupol, Ukraine April 13, 2022.  REUTERS/Alexander Ermochenko
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Service members of pro-Russian troops ride an armoured personnel carrier during Ukraine-Russia conflict on a rainy day in the southern port city of Mariupol, Ukraine April 13, 2022. REUTERS/Alexander ErmochenkoALEXANDER ERMOCHENKOREUTERS

Todos los entrenamientos a los que se enfrenta el brazo más preparado de Rusia están dirigidos a solventar misiones sigilosas donde el riesgo se respira en el aire y en las que, muchas veces, no es preciso siquiera disparar. En cambio, el ansia por completar una guerra relámpago que empezaba a mostrar síntomas de estancamiento llevó a las élites militares rusas a ordenar a los Spetsnaz la misión de actuar en primera línea de infantería en ataques frontales.

Desde El Pentágono, los documentos apuntan a que la decisión no incurrió tanto en la confianza y respeto a estos comandos, sino en la desconfianza que presentaban -y presentan- las cúpulas militares rusas en sus fuerzas convencionales. Lo que quiso servir como acelerador de la guerra relámpago terminó por convertir la nube del conflicto en un cielo que permanece encapotado desde hace más de 14 meses.

Un presente gris y un futuro negro

Según detallan los mismos documentos, y siempre bajo la información revelada por ‘The Washington Post’, se habían desplegado en Ucrania cinco Brigadas de los Spetsnaz. De ellas, cuatro sufrieron aquellas semanas bajas masivas; y sólo una logró volver a Rusia con “pocas muertes”. Los muros de Mariúpol y Vuhledar habían cortado cuatro dedos de la mano de hierro rusa.

Además, el problema no tiene una solución inmediata porque la reposición de tropas muy especializadas no tiene un carácter, ni de lejos, instantáneo. De hecho, los propios informes de la inteligencia norteamericana señalan que el problema se extenderá todavía más, a un medio plazo, ya que para entrenar nuevas unidades de estas brigadas son necesarios, mínimo, cuatro años de entrenamientos específicos.