Carlos III, inflexible con el príncipe Harry y Meghan Markle
Un error de protocolo los incluyó en la recepción del rey a los miembros de la realeza llegados a Londres, pero horas antes del banquete, se les comunicaba que no estaban invitados.
Pese a que el protocolo del funeral de la Reina Isabel II lleva años preparado y organizado, los nervios de última hora están jugando malas pasadas a la prensa, a la información que se filtra, y a los diferentes protagonistas que son también familia, real o no, de la fallecida.
En este caso, el rey Carlos III decidió que todos los miembros de la realeza y jefes de estado y de gobierno que se habían desplazado el domingo para rendir tributo a Isabel II iban a ser recibidos en el Palacio de Buckingham. Junto al rey, la reina consorte, el heredero de la Corona y su esposa, la nueva Princesa de Gales.
El error de protocolo
Pero con los nervios, las prisas, la novedad, la última hora, Protocolo de Casa Real y el Gobierno británico envió a los hijos de Carlos III, a ambos, una invitación al evento. Guillermo de Inglaterra, príncipe de Gales y heredero, por supuesto estuvo en el acto. Igual que Ana, princesa real y el conde y la condesa de Wessex, los dos hijos de Isabel II. El príncipe Andrés fue expulsado de cualquier acto oficial por su implicación en el caso Epstein.
Enrique de Inglaterra, duque de Sussex, pidió a su abuela hace dos años no formar parte de las actividades de la familia Real, con la consiguiente pérdida de privilegios y beneficios.
Según informa The Telegraph, los duques de Sussex, Enrique y Meghan, recibieron una invitación al evento para líderes mundiales y miembros de la realeza extranjera a principios de esta semana, pero el mismo sábado, horas antes del banquete, se les comunicaba que no estaban invitados.
No quedó claro el viernes por la noche por qué habían recibido una invitación para una ocasión a la que los asistentes reales insistieron en que no se esperaba que asistieran, por lo que el error de Protocolo es doble.
Fuentes cercanas afirman el desconcierto, no de ellos que sabían que no estaban invitados, sino del entorno, mientras que desde Palacio seguían insistiendo en que no estaban invitados y que no se esperaba que aparecieran.