Muere la persona más vieja del mundo
la centenaria monja francesa conocida como hermana André ha fallecido a los 118 años en la residencia de ancianos de Toulon (Francia), donde vivía.
La persona más longeva del mundo ha fallecido a los 118 años. Se trata de Lucile Randon, la centenaria monja francesa conocida como hermana André que según el libro Guinness de los Récords en abril de 2022, ostentaba el récord de la persona de más edad del mundo.
La hermana André trabajó la mayor parte de su vida como religiosa. Nació en 1904, sobrevivió a la Primera y Segunda Guerra Mundial, vió caer el muro de Berlín, la guerra de los Balcanes, el cambio político en toda Europa, la caída de la URSS y también comenzar una nueva guerra en Europa, la de Ucrania. Y otra pandemia, la del COVID.
Sobrevivió al coronavirus
La hermana André habría cumplido 119 años el 11 de febrero. “Ella era la decana de la humanidad y fue gracias a su notable edad que se ganó el corazón de todos los franceses”, ha afirmado el alcalde de la localidad de Toulon, donde residía.
En 1918 sobrevivió a la gripe española. Y de la misma manera también sobrevivió a uno de los primeros grandes brotes de COVID que se registraron en su residencia registró. Durante la Segunda Guerra Mundial cuidó de niños y pasó 28 años cuidando de huérfanos y ancianos en hospitales.
La hermana André ha vistoa 21 presidentes de Francia bajo tres constituciones diferentes. También vio la llegada del automóvil, la aviación y la llegada de la electricidad. En el colegio, de niña, recordaba: “Yo era una niña. Llegamos y buscamos los fósforos para encender la luz. La maestra me dijo “no, Lucile, tú la vas a encender”.
La hermana André también se había convertido en Ciudadana de Honor de Toulan hace 4 años: Llegó a la localidad francesa en 2009, a la residencia de ancianos Sainte-Catherine Labouré. “Había descubierto nuestra ciudad con interés y pasión y se había encariñado profundamente con ella”, tal y como relata Hubert Falco.
Tras la Segunda Guerra Mundial, fue enviada al hospital de Vichy, donde atendió a cuarenta huérfanos y ancianos. Luego, en 1973, en el hospital de La Baume-d’Hostun, en Drôme, para realizar turnos de noche. No se jubilaría hasta 1979, a la edad de 75 años. Después de treinta años en una residencia de ancianos en las Marcas, en Saboya, llegó a la residencia de ancianos Sainte-Catherine-Labouré en Toulon.
Ciega y en silla de ruedas, la hermana André lamentó tener menos movilidad y haber perdido parte de sus capacidades. “Dicen que el trabajo mata, a mí fue el trabajo lo que me hizo vivir, trabajé hasta los 108 años”, dijo en abril de 2022, cuando fue nombrada decana de humanidad, tras la muerte a los 119 años del japonés Kane Tanaka.
De gran humor, muy habladora, con una gran visión de la vida actual y nada crítica, bebía cada día una copa de oporto y tomaba un poco de chocolate. Declaró que ese fue su secreto para vivir tanto.
Lucile Landon “murió a las 2 a.m. Hay una gran tristeza pero ella lo quería, era su deseo de unirse a su amado hermano. Para ella, es una liberación”, dijo David Tavella, responsable de comunicación del establecimiento de alojamiento para ancianos dependientes Sainte-Catherine-Labouré en Toulon, en la costa mediterránea donde ella residía.
“No tengo ningún secreto de longevidad” , repetía incansable a sus interlocutores. Nunca dejó que analizaron el por qué de su longeva vida. Fue la “tercera persona europea más anciana registrada”, según Guinness World Records.