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CONFLICTO UCRANIA - RUSIA

Medvedev señala qué pasaría si Ucrania ataca Crimea

El vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso dijo que un ataque en la península supondría “un ataque a Rusia y una escalada del conflicto”.

Actualizado a
FILE PHOTO: Deputy Chairman of the Russian Security Council Dmitry Medvedev and Deputy Prime Minister Denis Manturov attend a meeting of President Vladimir Putin with the leadership of the country's military-industrial enterprises at the Kremlin in Moscow, Russia, September 20, 2022. Sputnik/Konstantin Zavrazhin/Pool via REUTERS ATTENTION EDITORS - THIS IMAGE WAS PROVIDED BY A THIRD PARTY/File Photo
SPUTNIKvia REUTERS

Crimea vuelve a estar en el foco del conflicto entre Ucrania y Rusia. La península anexionada mediante referéndum por parte de Moscú (calificado por Occidente como “ilegal”), sería el próximo objetivo de las Fuerzas Armadas de Ucrania en su intento de recuperar el terreno ocupado por fuerzas rusas.

En este sentido se pronunció el vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dimitri Medvedev, que advirtió de las consecuencias que tendría un ataque del país invadido en este territorio. “Un ataque a Crimea significaría un ataque a Rusia y una escalada del conflicto”, aseguró. Al mismo tiempo, indicó que el derecho internacional “respeta la voluntad de la gente” de Crimea, que aprobó en 2014 su adhesión a la Federación de Rusia pese a no estar reconocido por la comunidad internacional. Una respuesta que, asegura, podría ser “inevitable, utilizando cualquier armamento”.

Crimea no es el único territorio anexionado por Rusia desde el comienzo de las tensiones con Kiev. El pasado mes de septiembre, Moscú se anexionó otros cuatro territorios del este del país ucranio. Lugansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia fueron los elegidos por el presidente ruso, Vladimir Putin, dada la mayor presencia de fuerzas prorrusas en esta parte de Ucrania. Desde entonces, también consideraron cualquier posible ataque en estos territorios como un “ataque a Rusia”.

Ubicada al sureste de Ucrania, Crimea fue centro de una guerra entre franceses, británicos y otomanos a finales del siglo XIX. En 1954, la Unión Soviética declaró este territorio como perteneciente a Ucrania. Sin embargo, la situación cambió hace ocho años con la renuncia del que fuese presidente ucraniano, Víktor Fiódorovich Yanukóvich y la toma de la península por tropas no identificadas.

Dichas tropas llegaron a la zona diciendo que era un convoy de ayuda humanitaria, aunque realmente fueron enviadas por Moscú para tomar las sedes administrativas y bases militares, designando posteriormente a un ruso étnico como nuevo alcalde. En marzo, se produjo la Declaración de Independencia de Crimea y Sebastopol, así como el referéndum de autodeterminación por el que se constituyó la República de Crimea y su adhesión a Rusia, con limitado reconocimiento internacional.

Barack Obama, presidente entonces de Estados Unidos, declaró, “estamos examinando medidas serias en lo económico, diplomático, que podrían aislar a Rusia”. En este sentido, Estados Unidos suspendió su colaboración militar con Rusia. Washington y Kiev declararon como “ilegal” esta anexión, al igual que la inmensa mayoría de países. Bielorrusia, junto a Estados de reconocimiento limitado como Abjasia, República de Nagorno Karabaj y Osetia del Sur, es el único país que reconoce a Crimea como parte de Rusia.

Las reservas de gas en la Península, claves para Rusia

Las reservas de gas, así como la salida al mar y la frontera con Occidente, suponen más que un punto estratégico para Moscú. Precisamente, en la ciudad de Sebastopol está ubicada la única base naval de agua tibia de Rusia y fue base naval de la Flota del Mar Negro rusa desde la época de la emperatriz Catalina la Grande. También fue punto de partidas de buques rusos al Mediterráneo. También había un contrato de alquiler de Moscú a Kiev por la base, hasta el año 2047.

A finales de noviembre el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, puso como condición para negociar una paz “justa” la salida de las tropas rusas de Crimea y, por consiguiente, su recuperación como territorio ucraniano, amparándose de esta manera en “el marco de la ONU y la integridad territorial de Ucrania”. Una petición a la que Rusia se ha negado. Las conversaciones para la paz entre ambos países todavía continúa en ‘stand by’.