La razón por la que Suiza obliga a Toblerone a cambiar el logo
El traslado de la fabricación de la chocolatina a Eslovaquia ha hecho que la marca pierda por ley su denominación de origen.
El monte Cervino (o Matterhorn) es una nívea cumbre que forma parte de los famosos Alpes, situado en la frontera entre Suiza e Italia. Además de ser uno de los puntos más altos del país, también es uno de los más majestuosos. Una imponente elevación de 4.478 metros. Buque insignia de una de las cordilleras más atractivas del mundo. Millones de turistas acuden todos los años a Suiza en busca de estos esplendorosos paisajes.
Pero hasta los que han estado jamás en la región han visto alguna vez el Cervino. Muchos sin saberlo. Y es que es el monte del logo de los chocolates Toblerone. O, al menos, lo era hasta ahora. Además de famosísima, la marca es centenaria. Más de un siglo lleva repartiendo su particular sabor dulce por el mundo. Aunque es originalmente Suiza, hace ya un tiempo que este producto pertenece a la empresa Mondelez.
Los dueños norteamericanos, probablemente en busca de abaratar costes, decidieron recientemente trasladar la producción de Toblerone. Dejaron de hacerse en Suiza para hacerse en Eslovaquia, un país que ofrecía condiciones de manufactura más asequibles al tener precios más bajos. Pero esta decisión le ha costado caro a la marca, que podría perder su característica imagen corporativa. Suiza obligará a hacer un cambio de logo.
Adiós a la montaña
El Cervino ya no podrá venir impreso en los envases de cartón color mostaza que envuelven la suculenta tableta de chocolate. El motivo es que existe una ley en Suiza que dicta que, para poder usar símbolos nacionales del país o reclamar la denominación de origen, al menos un 80% de sus materias primas deben ser autóctonas. Tradicionalmente, Toblerone había cumplido este requisito, pero al abandonar su producción suiza deberá dejar atrás, también, su logo.
El país de Heidi, famoso por su eterna neutralidad en los conflictos internacionales, sus relojes y sus quesos, también se toma muy en serio su repostería. Sobre todo su chocolate, que es uno de los más prestigiosos y vendidos de Europa. Por eso, son tan celosos con la otorgación de su denominación de origen para los alimentos como lo son a la hora de posicionarse políticamente. Así que Toblerone ha perdido su montaña.