La razón por la que los supermercados no suelen tener ventanas
Dentro de los pasillos todo persigue un objetivo estratégico que juega con la percepción sensorial del cliente y le incita a comprar más productos.
Dentro de los supermercados todo es marketing. El proceso de comprar está tan mecanizado que es muy probable que lo evidente no se perciba y condicione las decisiones del cliente. Por ello son muchos los estudios que buscan explotar al máximo este factor. Esta misma razón explica un hecho que suele pasar desapercibido: no hay ventanas en el recinto.
Si bien es cierto que muchos productos precisan condiciones muy concretas para su conserva -lugares frescos y secos- que pueden verse perjudicadas por la luz exterior, no es este el motivo por el que los supermercados carecen de ventanas. Igual que la colocación, los colores y la altura de todos los elementos que llenan los pasillos, la estrategia es la clave.
Se trata de inhabilitar la noción del tiempo
En este caso, el objetivo es anular la percepción temporal del cliente. Al no ver lo que ocurre fuera no solamente se eliminan distracciones, sino que resulta imposible darse cuenta de qué momento del día es. Se pierde la noción del tiempo y, por tanto, el consumidor pasa más horas dentro del supermercado.
Hay que sumar la importancia estratégica de eliminar las prisas en el cliente, lo que genera que pueda moverse con tranquilidad por los pasillos; un comportamiento que favorece las ventas. Para contribuir a la calma de este “paseo”, se colocan baldosas en el suelo con el fin de que el carro haga más ruido y el consumidor ralentiza, todavía más, su ritmo y le permite observar con detenimiento ofertas llamativas.
De esta forma, la ausencia de ventanas responde a una norma estadística del marketing: “a más tiempo, más gasto”. La decisión que toman los supermercados contribuye a crear un cuadro de estímulos externos aprovechando aquello que está a la vista, pero que no despierta la atención por evidente. Dentro de los pasillos casi todo está minuciosamente pensado.