El BCE explica qué pasará en Europa si Rusia corta el gas
El Banco Central Europeo considera que, llegado tal extremo, Europa viviría varios años con una alta inflación y el precio de la energía disparado.
Las expectativas económicas para el resto del año, con una inflación desbocada por encima del 10% en España y el precio de los combustibles por las nubes, no resultan nada optimistas. La guerra en Ucrania ha supuesto la puntilla a una economía que ya venía con problemas tras la pandemia, y ahora los expertos no descartan la llegada de una recesión económica en Europa.
El Banco Central Europeo (BCE), a través de su director de Economía, augura un final de año complicado si Rusia decide finalmente cortar el gas a Europa en otoño. “Un escenario casi apocalíptico pero cuya probabilidad, lamentablemente, no es despreciable”, anuncia el español Óscar Arce sobre el riesgo macroeconómico que considera posible el organismo internacional.
En sus proyecciones, el BCE tiene en cuenta un posible corte del suministro de gas por parte de Rusia. Y las consecuencias de esto son para echarse a temblar. El precio del barril de petróleo podría alcanzar entre los 170 y 180 dólares, cerca del doble de su valor actual, mientras que el precio del gas podría multiplicarse por tres en los mercados. Además, el precio de los alimentos podría seguir subiendo, algo que desde el estamento con sede en Frankfurt es lo que más preocupa.
Según explican, el impacto que esto tendría sobre la economía sería “muy significativo”. De tomar el Kremlin esta decisión, los actuales niveles de inflación se mantendrían altos hasta casi el año 2024. A su vez, las economías de la zona euro entrarían en recesión durante el próximo año 2023, con una caída del 1,7% estimada en Alemania.
Elevada inflación los próximos años
El directivo compartió estas previsiones durante un acto en los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Destacó también que ese no es el escenario central, pero sí debe tenerse en cuenta. Los indicadores adelantados reflejan un empeoramiento del crecimiento económico, así como unas tensiones inflacionistas. Con esto, el BCE ha modificado sus previsiones sobre la inflación.
Si en un primer momento señalaba que era un fenómeno transitorio que se corregiría tras el verano en un tránsito hasta el 2% en 2023, ahora la previsión es bien distinta. Arce advierte de que los niveles actuales de inflación se mantendrán hasta final de año, y no sería hasta 2023 cuando comenzasen a bajar, aunque más lentamente de lo que se esperaba. El objetivo del 2% de inflación no llegaría hasta 2024 “siempre que no nos encontremos con nuevos shocks”.
Lo más “preocupante”, según el director de Economía del BCE, es que al ajusto se producirá porque los precios energéticos en algún momento llegarán a su techo, ya que los componentes más estables de la cesta de precios se mantendrán en los próximos años con una alta inflación, explica Arce. Así, avanzamos hacia un proceso de encarecimiento del coste de la vida sin precedentes si se llega a producir ese veto por parte de Moscú. De confirmarse, el BCE tendría una labor “entre difícil y muy difícil” en lo relativo a la política monetaria.