Japón se blinda ante China
El país nipón aprueba su mayor inversión en Defensa desde la II Guerra Mundial. La ‘amenaza’ de China está detrás de esta decisión.
El tablero geopolítico se mueve de nuevo con un importante giro de Japón: este viernes ha aprobado el mayor giro en materia de Defensa desde la II Guerra Mundial. Una nueva hoja de ruta de cara a la próxima década, en la que el objetivo es contener el auge militar de su vecina China y mantener la posición de dominio de Estados Unidos en la región Asia-Pacífico.
Este giro de timón permitirá al país nipón poder lanzar “contraataques” en tierras enemigas después de varias décadas de una cultura más enfocada a la autodefensa. Los tres documentos aprobados este viernes por el Ejecutivo japonés incluyen, también, un incremento del 50% del gasto militar para el próximo lustro. Se iguala de esta forma a los países que forman la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), además de adquirir y desarrollar por primera vez nuevo armamento nuclear como misiles de larga distancia o hipersónicos. Un dinero que, según los medios locales, iría destinado a la compra de hasta 500 misiles Tomahawk de fabricación estadounidense y el gasto en defensa antimisiles.
Ken Jimbo, profesor de la Universidad de Keio, ve esta nueva estrategia militar como “uno de los cambios más significativos en el Japón de posguerra”, siendo diseñada para adaptarse a un escenario en el que “la superioridad militar de Tokio y sobre todo de EEUU (su principal aliado y garante de su Defensa) frente a China ya no puede darse por hecha.
Una respuesta en toda regla a los últimos avances de China, que ha reforzado su capacidad antibuque, misiles balísticos y de crucero. Junto con un cada vez mayor dominio de la ciberguerra, desde Japón temen un posible “bloqueo aéreo y naval en la región” por parte de Pekín. De esta forma, asegura el experto, Tokio busca garantizar que “EEUU pueda desplegar activos y tener acceso operacional a una potencial zona de guerra”. Entre los posibles escenarios, cita una teórica invasión sobre Taiwán.
Un plan, presentado este viernes por el primer ministro Fumio Kishida, que se basa en tres pilares fundamentales: la Estrategia de Seguridad Nacional (NSS), la Estrategia de Defensa Nacional y el Plan de Desarrollo de la Fuerza de Defensa. El primero de ellos es al que contempla la opción de “efectuar contraataques eficaces en el territorio de un oponente”. La Constitución nipona impone fuertes límites a las capacidades operativas de las Fuerzas de Autodefensa, incapacitadas para resolver conflictos internacionales a través de la violencia.
Aumento de gasto en los países asiáticos
El cambio de parecer de Japón, según Jeff Kingston, director de Estudios Asiáticos de la Universidad Temple de Japón, responde a la voluntad nipona de “estar a la altura de Estados Unidos dentro de la alianza de seguridad bilateral, más que al propio deseo de desarrollar capacidades más autosuficientes de autodefensa”.
Durante los últimos años China ha aumentado de forma considerable su carrera armamentística. Si en 2005 gastaba una cantidad similar a la de Japón, en el pasado 2020 se estima que el presupuesto era cinco veces mayor para el gasto militar. “Si Japón no incrementa su gasto en defensa, podría desequilibrarse aún más el balance de poder en la región”, explica Jimbo. Por su parte, Kingston cita la invasión rusa en Ucrania y las reiteradas pruebas de misiles de Corea del Norte como las razones que han llevado a Japón a tomar esta decisión.
Respuesta de China y Corea del Norte
Desde Pekín ya se han manifestado ante esta reacción japonesa, considerando que se trata de un plan basado a partir de una distorsión de la realidad. Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Exteriores chino, denuncia que esta nueva estrategia “exagera” la presunta amenaza de China y, “además de ignorar los hechos, se desvía de su compromiso con las relaciones y los entendimientos comunes”.
Pero no solo China, también Corea del Norte, otra de las grandes potencias militares asiáticas, ha tomado la palabra tras la decisión nipona. El portavoz de Exteriores, Lim Soo Suk, ha manifestado su “enérgica” protesta al plan de Japón, puesto que el documento declara bajo soberanía de Tokio las islas de Dodko, que Seúl considera un territorio “inherentemente” suyo. Para ello se ampara en los auspicios de “la historia, de la geografía y del derecho Internacional”.