Éxodo hacia Valencia en busca de agua y comida
Miles de personas, cuyos rostros reflejan lo sufrido, cruzan los puentes que no han sido destruidos por el agua hacia la capital valenciana.
“No hay un negocio en pie, han saqueado supermercados, no tenemos luz, no tenemos agua... no sabemos cómo este pueblo se va a poder recuperar”. La definición del drama es de una vecina de Paiporta, cuya nota voz entrecortada llega a uno de tantos grupos de Whatshap de amigos que desde el martes por la noche intentaban sin éxito localizarla. Su testimonio lo cuenta cruzando uno de los puentes que no fueron destruidos por la fiereza del agua. Ella, con su marido y sus dos hijos, es una de las miles de personas que están caminando hacia la ciudad de Valencia en busca de agua, comida o una casa donde dormir.
El éxodo en dirección a la capital deja imágenes de guerra. Las caras de los afectados son un reflejo de su alma, de lo que vivieron y de lo que han visto por las calles de sus localidades de L’Horta Sud. Vecinos de Sedaví, Massanassa, Alfafar, Forn d’Alcedo, Benetússer… “Está todo destrozado, nos vamos a Valencia para ver si podemos comprar algo, porque aquí no tenemos nada para comer”, comenta un chico de Picanya. La fila de gente cruzando los puentes del nuevo cauce del Turia, la construcción que los técnicos tienen claro que evitó que otros barrios de la ciudad también fueran arrasados, es la imagen de la frustración, del cansancio, de la desesperación y todavía incredulidad.
La policía tiene acordonada los puntos de acceso a las localidades afectadas. Solo se permite el acceso a pie y a los vehículos de emergencias. Los presentes en la provincia de Valencia, también los de Castellón porque hoy la DANA está haciendo estragos allí, recibieron un mensaje al mediodía instándoles a no circular con coches particulares por ninguna carretera. Entre otras razones porque 48 horas después de la dantesca noche todavía hay zonas que están incomunicadas y los atascos en Valencia están dificultando el paso de emergencias. De hecho ha sido este jueves cuando se ha podido acceder a zonas de Catarroja, Picanya o Paiporta, donde la gente hace largas colas para cargar agua potable de las cubas que están llegando desde primera hora.
Los maleantes también tienen por desgracia su espacio en las tragedias y los saqueos son otro de los focos a tener que atender por las fuerzas del orden como si no tuvieran suficiente trabajo. Entre Guardia Civil y Policía Nacional se han efectuado, según informa Las Provincias, 16 detenciones en los alrededores del Centro Comercial Bonaire y hasta un total de 39 en otros puntos de la zona. Levante-EMV informa que en dueños de negocios están haciendo guardia en sus establecimientos y que se están produciendo robos hasta en domicilios destrozados por la riada.
“Lo importante ahora es salir de esta zona, porque esto es el apocalipsis”, relataba en À Punt un vecino de Massanassa, que iba a acompañado de su mujer y su hija rumbo a Valencia tras dejar atrás su hogar donde entró “más de dos metros de agua”. En su travesía hacia tierra seca comprueban el impacto del horror que vivieron la noche del 29 de octubre. Miles de coches siguen bloqueando calles y puertas de viviendas, árboles derrumbados, garajes y bajos inundados, muros destruidos. Todo ello pisando en centímetros de fango, evitando andar por los lados del asfalto por si alguna alcantarilla está abierta aunque todo el suelo sea de color marrón.
En este escenario catastrófico también brilla la solidaridad. Son muchos los vecinos de Valencia que están a su vez haciendo el camino inverso para llevar alimentos o ayudar con la limpieza. Las tiendas y supermercados de barrios colindantes a la otra parte del río, como el de San Marcelino, están colapsadas desde primera hora de la mañana para comprar víveres. Casales de Falla cercanos al barrio de La Torre, como el de José Soto Micó, se han transformado en puntos de recogida y entrega de víveres. En otros puntos de la ciudad los amigos y familiares hacen acopio para poder repartirlos de alguna manera entre sus seres queridos de las zonas afectadas. Valencia, como se suele decir, es “pequeña y nos conocemos todos” y la DANA atacó de manera directa a un 10% de la población de la provincia de Valencia (115.000 personas). Desde Utiel hasta Pinedo, pasando por Buñol o Chiva, localidad que hasta el jueves estaba incomunicada.
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