¿En qué comunidades es festivo el Jueves y Viernes Santo y cuándo acaba la Semana Santa 2023?

Ya se escuchan las trompetas y las saetas rasgadas en España. Una de las tradiciones más antiguas y sentidas. La expresión de identidad de un pueblo que lleva marcado sobre la piel muchas plumas muertas que están vivas en realidad. Desde los Machado hasta Lorca pasando por Serrat, la época mágica de tronos con joyeles y procesiones acompasadas ha sido y es una fuente inagotable de inspiración lírica.

Y no hace falta haber sido abrazado por una musa para sentir el erizar de la piel, la emoción de la tradición. Un paseo de por alguna de las muchas urbes del país, estos días paralizadas, dejará poderosas estampas de niños ojipláticos de la mano de un padre o un abuelo con el rostro húmedo al paso de esa virgen o ese cristo doliente que es un poco suyo y de los suyos. Cualquier andaluz sabrá de lo que hablo.

Un año de preparación que encuentra en estas jornadas primaverales, bendecidas por un plácido sol, su espectacular materialización en algo majestuoso y enorme. Ya ha empezado, igual que lo hizo el año pasado y lo hará el que viene. Una antorcha de llama firme que pasa de generación en generación. Y que, además, marca para algunos -especialmente los más jóvenes- el inicio de una época vacacional.

Festivo en (casi) todas partes

La duda que puede asaltar es si en todos los territorios son festivos los días grandes de la Semana Santa, a la sazón, el Jueves y Viernes Santo. La respuesta, por suerte, es afirmativa para casi todos los ciudadanos del territorio. El jueves 6 de abril es fiesta nacional. El viernes 7, no obstante, lo será en todas las regiones menos Cataluña y la Comunidad Valenciana. Sin embargo, los ritos de este periodo se extienden mucho más allá de estas dos fechas.

Las celebraciones comenzaron el pasado 2 de abril, y se extenderán hasta el lunes 10, el Lunes de Pascua -que, por cierto, es no laborable en Cataluña, La Rioja, Navarra, Islas Baleares, País Vasco y la Comunidad Valenciana-. Sin embargo, las obligaciones diarias no impiden que los más fervientes aficionados encuentren algún hueco para poder disfrutar de su ciudad, la música, el ambiente y los olores. Esos que solo aparecen una vez al año y siempre dejan con ganas de más.