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El efecto de tomar café antes de la siesta

Tomar una taza de café antes de cada siesta ayuda a que la cafeína haga su efecto mientras el cerebro descansa y afronte el resto de la tarde con mayor energía.

El efecto de tomar café antes de la siesta
Pixabay

Una siesta y un café. Los dos son, a priori, los mejores remedios para combatir el sueño a largo plazo o, al menos, los más extendidos. Sin embargo, en este caso, el orden de los factores sí que altera el producto. Por ello, distintos estudios científicos han demostrado que resulta más efectivo a la hora de afrontar lo que queda de tarde tomarse un café y, a continuación, echarse la siesta.

En principio, esta opción parece contradictoria. Pero para entender cómo puede resultar tan beneficiosa, hay que entender el papel de la adenosina. Se trata de un subproducto de la actividad normal del cerebro. Esta, se va acumulando poco a poco hasta que llega un punto en el que se solapa a unos receptores que hay localizados en las neuronas. Esto es lo que provoca la sensación de cansancio. Pero el cerebro, mientras duerme, las va eliminando.

En esos mismos receptores en los que se almacena la adenosina, también se queda la cafeína del café. Pero este proceso no es inmediato, primero se debe reducir la presencia de la adenosina y, para que ello suceda, hay que dormir. Por eso resulta tan beneficioso tomarse un café antes de echarse la siesta, puesto que, según se va eliminando la adenosina, se va acoplando la cafeína. De esta manera, cuando te levantas, tienes más energía para afrontar el resto de la tarde.

En cualquier caso, si presenta problemas de cansancio o le cuesta conciliar el sueño por las noches es recomendable que lo consulte con su médico.

Tiene efecto en siestas cortas

Este método surte efecto si la siesta es de corta duración, es decir, de unos 20 ó 30 minutos, que es lo que tarda la cafeína en hacer efecto. Y, además, es el tiempo que estiman que precisa el cerebro para reposar, aunque hay estudios que abogan por que sólo son necesarios 10 minutos de descanso.

En cualquier caso, las siestas cortas presentan múltiples beneficios, dado que contribuyen a que nos encontremos más concentrados y cometamos menos errores en las actividades que se vayan a realizar a lo largo de la tarde. Además, ayudan a que nos encontremos con mejor estado de ánimo y más relajados.

Las siestas largas, por el contrario, nos aportan los mismos beneficios que un sueño largo por las noches. Dado que, en estos casos, el cuerpo entre en fase REM, un proceso en el que se estimulan las regiones del cerebro de se emplean para el aprendizaje.