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El desconocido trastorno que sufren principalmente personas mayores de 65 años

Este trastorno se acentúa con el paso de los años aunque, a raíz de la pandemia, se también se ha manifestado en personas más jóvenes.

Actualizado a
Una pareja de personas mayores pasea en Valencia.
Juan Carlos CárdenasEFE

Su nombre es disfagia orofaríngea (DO) y, aunque lo más probable es que no sepan de qué se trata, es uno de los trastornos más extendidos en las personas de la tercera edad. Según la publicación de varios estudios, afecta a las personas mayores de 65 años y al menos al 65% de las personas que han ingresado en UCI. Además, se trata de la primera causa de muerte en pacientes neurológicos y la tercera en personas de más de 85 años.

Pese a tratarse de un trastorno verdaderamente complejo, es bastante desconocido entre la población. Se trata de un problema consistente a la hora de tragar comida o sustancias líquidas de forma natural. La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello estima alrededor de dos millones de españoles sufren esta enfermedad, y tan solo un 10% posee tratamiento.

¿Cuáles pueden ser los motivos?

Entre las principales razones para el surgimiento de esta enfermedad se encuentran “patologías neurológicas” como pueden ser un ictus, la ELA, párkinson, aunque también puede venir precedidas de tumores o traumatismos. Finalmente, también puede manifestarse en procesos musculares: polimiositis, dematomiositis, etc., o procesos obstructivos como tumores de boca, faringe, laringe...).

Otra de las causas de las que suele venir acompañado pero que es más complicado de prever es la pérdida de masa muscular. Según afirma Magdalena Pérez Ortín, vocal de la comisión de Laringología, Voz, Foniatría y Deglución, de la Seorl, esto suele ocurrir en episodios de reposo absoluto o en personas que hayan pasado cinco días sin alimentarse por la boca. La consecuencia puede ser tener cuadros de DO debido a la atrofia muscular, por el desuso que acompaña al reposo absoluto.

También en jóvenes

Con la llegada de la pandemia, muchos jóvenes han experimentado la disfagia orofaríngea, como consecuencia de padecer la COVID-19. Esto ha provocado que el trastorno haya adquirido mayor importancia y se haya hecho más visible, aunque otro de los motivos puede que sea el envejecimiento de la población, ya que a la edad de 65 años “comienza el deterioro de la masa muscular que puede ocasionarla”, como bien argumenta Pérez Ortín.

Para combatirla también se han creado gran cantidad de departamentos en los que se trata este trastorno, de modo que su detección es más probable. Pese a esto, en numerosas ocasiones, es muy complicado para los familiares identificarlo en las personas que lo padecen, ya que, síntomas como la tos no son muy comunes.

“Muchas veces no consultan hasta que la disfagia ocasiona un ingreso, y en ese ingreso el médico sospecha que el problema de base es ese porque, de entrada, no todo el mundo conoce los signos típicos. Para muchas personas el atragantarse implica un momento agudo de disnea, de dificultad para respirar, con tos y con imposibilidad para hablar, lo cual no ocurre en la disfagia”, comenta Pérez Ortín.

¿Cuáles son sus síntomas?

Entre los síntomas más habituales, aunque no tienen por qué darse en todos los pacientes se encuentra el carraspeo o la tos, además de babeo, pequeña febrícula, cambios de voz (más gangosa) o pérdida de peso cuya explicación no sea la alimentación.

En cualquier caso, se trata de un trastorno que presenta un gran desconocimiento tanto en pacientes como en médicos y que puede dificultar su diagnóstico. Con el fin de una mayor visibilidad, se estableció el día 12 de diciembre como el Día Mundial de la disfagia.