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Dinamarca y Canadá ponen fin a un conflicto de hace 50 años

La conocida como “Guerra del Whisky” se ha saldado con un reparto equitativo de su territorio en un acuerdo en el que las necesidades de la comunidad indígena han sido clave.

Isla de Hans
Wikimedia Commons

Casi 50 años de guerra no oficial han llegado este martes a su fin: Dinamarca y Canadá han saldado su disputa por la diminuta isla de Hans. Ubicada en el centro del canal Kennedy, localizado en el estrecho de Nares, el inhabitable islote ha sido testigo de uno de los conflictos más atípicos de la historia: la Guerra del Whisky.

La isla de Hans no se dio a conocer al mundo hasta el siglo XIX, aunque los inuits ya la empleaban como coto de caza de osos polares. Pero no sería hasta la década de 1970 que Canadá y Dinamarca comenzaran a disputarse la propiedad de la misma. Y, aunque ambos países firmaron un tratado en 1973 en el que quedó por escrito qué parte del islote le correspondía a cada país, no han llegado a un acuerdo real hasta ahora.

El detonante de la guerra no está del todo claro: por un lado, algunos afirman que fueron los canadienses los primeros en hacerlo, mientras que otros que el primero fue el ministro de Asuntos Exteriores danés. En cualquier caso, ambos países comenzaron a izar por el territorio que abarca la isla banderas de sus respectivos países con botellas de whisky en sus bases.

A partir de entonces comenzó la Guerra del Whisky, un conflicto marcado por el continuo entierro y desentierro de botellas de alcohol que terminó por convertir Hans en “un mar de banderas y notas dejadas en el lugar”, según la BBC. Hasta que, en 2018, ambos estados decidieron formar un grupo de trabajo conjunto cuya labor ha dado esta semana sus frutos.

Este martes, el ministro de Relaciones Exteriores danés, Jeppe Kofod, y su homóloga canadiense, Mélanie Joly, han firmado la paz. Kofod ha afirmado a través de sus redes sociales que “aquí está la amistad, la diplomacia y la solución pacífica de disputas”, mientras que Joly se ha acordado de la comunidad indígena, cuyas necesidades han estado “en el centro”, ha comentado.