Desvelan nuevos datos sobre la ‘misteriosa flota’ que ayuda a Rusia
Se trata de un grupo de embarcaciones piratas, clandestinas y anónimas que transportan petróleo ruso desde la sombra al margen de todo tipo de legalidad.
La identidad de los responsables del transporte de petróleo ruso es toda una incógnita. Cuanto más crecen las sanciones de Occidente contra Rusia, más embarcaciones se unen a una misteriosa flota que cada día resulta más difícil de rastrear; un grupo desconocido de buques cuyo cometido es exportar el crudo ruso.
No hay mucha información sobre las características de este grupo marítimo. El tamaño, según expertos en la industria, podría ser de unas 600 naves. Incluso rondarían el 10% de grandes petroleros a nivel mundial. Sin embargo, no se tiene conocimiento alguno de quién tripula estos barcos ni de quiénes trabajan en ellos.
¿Cuándo ha surgido este grupo?
Lo que sí se tiene claro es el origen de la flota. Desde el estallido de la guerra, y especialmente después del tope al precio del crudo ruso impuesto por el G7, un gran número de transportistas occidentales han dejado de comercializar con el petróleo ruso, favoreciendo que empresas fantasma entrasen en el mercado del transporte por el hueco que los primeros dejaron. La aparición de esta flota clandestina es una consecuencia más de la guerra de Ucrania en el mercado mundial.
En el nuevo tablero geopolítico y comercial, estos transportistas, que asumen riesgos legales muy altos, han ganado mucha importancia. Cuanto más se ha alejado Europa del comercio con Rusia, más se ha acercado el mercado asiático: China ha aumentado las importaciones de petróleo ruso un 19% más que en 2021, y la India un 800%, según la Agencia Internacional de la Energía; además, las exportaciones a ambos países han tocado su máximo histórico el pasado mes de enero. La llamada ‘flota misteriosa’ nace por la ausencia de transportistas occidentales y por este aumento.
¿Qué barcos integran la flota?
Desde Kpler, empresa de datos y análisis, se ha logrado clasificar los barcos de esta flota en “grises” y “oscuros”. Los primeros son los vendidos desde el inicio de la invasión -en su mayoría, de astilleros europeos a empresas de Asia y Oriente-, y los segundos responden a antiguos buques que frecuentaban las relaciones entre Irán y Venezuela. En cuanto a estos últimos, según Matthew Wright, analista de la empresa mencionada, hay indicios de que han estado disimulando sus actividades apagando su transpondedor AIS (herramienta que permite la localización de las embarcaciones).
La ‘flota en la sombra’ se llega a nutrir cada mes, aproximadamente, de 35 buques más, según empresarios del mundo del petróleo. Una de las evidencias sobre su entrada al mercado viene a través de un cálculo realizado por la organización sin ánimo de lucro Global Witness: en un cuarto de las ventas realizadas por petroleros de un año a esta parte han participado “compradores desconocidos”. Esta cifra dobla la del año anterior. Y podría aumentar todavía más.
La existencia de la ‘flota misteriosa’ supone varios riesgos
La actuación de esta numerosa flota ha producido “un gran aumento de la ineficacia en el funcionamiento del mercado de petroleros”, según el propio Wright; y está haciendo muy complicado poner precio a los barriles de crudo ruso. También está en peligro la seguridad, ya que la mayoría de estos buques son antiguos y están muy desgastados.
Como la identidad de quién capitanea esta flota es totalmente desconocida, las teorías sobre los nombres que están detrás de las empresas fantasma se han disparado. Algunas voces apuntan a que su aparición tiene vinculaciones con Rusia o con actores políticos vinculados al régimen de Putin, ya que su actividad hace posible la evasión de ciertas sanciones impuestas por Occidente al Estado ruso.