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CIENCIA

La mayor mina submarina del planeta

La zona Clarion-Clipperton contiene minerales clave para la fabricación de teléfonos móviles, placas solares y las baterías de los coches eléctricos.

La mayor mina submarina del planeta
The Metals Company

Existe una zona en las profundidades del océano Pacífico que, en plena era tecnológica, posee más níquel, manganeso y cobalto que todos los recursos terrestres juntos, materiales clave para la fabricación de nuestros móviles, las baterías de los coches eléctricos y placas solares. Hablamos de la zona Clarion-Clipperton, un área submarina situada cerca de Hawái que alcanza los 5.500 metros de profundidad, según datos recogidos por National Geographic. Algunos países quieren explotar la zona para extraer los minerales preciosos, pero ello supone un riesgo para la biodiversidad marina.

Clarion-Clipperton se extiende a través de unos 4,4 millones de kilómetros cuadrados. Se descubrió en 1950, cuando “estaban dragando el área y, al subir la draga, descubrieron que había una especie de rocas de tamaño de una patata o una coliflor. Y, claro, aquello no eran rocas, eran unos nódulos de manganeso”, señala a Cadena Ser Nuria Sánchez Santos, doctora de Biología. Los nódulos polimetálicos se distribuyen por el lecho marino de la zona: oro, plata, zinc, litio, paladio, estaño, platino, níquel, manganeso y cobalto son algunos de los metales presentes en el fondo.

Sin embargo, todavía no existe una regulación expresa para las explotaciones submarinas. Las negociaciones con la ONU siguen estancadas porque aún no se conoce el impacto ambiental que traería la explotación del fondo marino. En principio, la normativa que regulase la minería debía estar lista para el verano de 2023, pero la ONU ha decidido posponerlo debido a la reticencia internacional: unos 40 países (entre ellos España) se muestran en contra de la extracción, al menos hasta que existan más evidencias científicas de cómo puede afectar la explotación submarina al ecosistema.

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Localización de la zona Clarion-Clipperton / Wikimedia Commons

Pero Nauru, un pequeño país insular, cambió las normas del juego y activó en 2021 un mecanismo legal que pedía a la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en inglés) que aprobase las regulaciones mineras en tan solo dos años. Si eso no ocurre, esas licencias podrían expedirse bajo las actuales protecciones ambientales. “Este año la ISA no concederá ninguna licencia, pero el año que viene lo volverán a valorar porque el vacío legal sigue aún”, señala a ABC Marta Martín-Borregón, portavoz de Greenpeace.

“Daño significativo al medio ambiente marino”

“Los datos que tenemos indican que la minería submarina provocará un daño significativo al medio ambiente marino y que el daño será generalizado e irreversible”, señala a ese medio Emma Wilson, de Deep Sea Conservation Coalition (DSCC), una asociación implicada en las negociaciones de explotación minera submarina.

Según un estudio citado por National Geographic, existen más de 5.500 especies diferentes en las aguas profundas de la zona Clarion-Clipperton, entre ellas artrópodos, pepinos de mar, moluscos… De todas esas especies, solo 436 han sido descritas por la ciencia. De ahí la insistencia de algunos países en investigar más antes de picar el suelo marino.

Sin embargo, hay otros tantos que sí se muestran a favor de la legalización de la explotación minera en aguas internacionales, como China o Japón. Este último ya ha sustraído minerales preciosos en sus aguas. “Solo hay un puñado de países que parecen decididos a adoptar un código minero y comenzar la minería en aguas profundas lo antes posible, como sea posible” señala Wilson.

En todo caso, ya se ha extraído mineral en la zona Clarion-Clipperton. Lo hizo el año pasado el buque Hidden Gem, operado por la empresa canadiense The Metals Company (TMC). En la operación, extrajeron 4.500 toneladas de materiales. Pero, debido al rechazo internacional y al bloqueo temporal de la ONU, la compañía tendrá que esperar para volver a picar en suelo marino. De hecho, TMC no solicitará licencia en 2023 y esperará “al cuarto trimestre de 2025″ a que la normativa esté lista para extraer los minerales preciosos del fondo del Pacífico.