La ciencia desvela cómo afecta el amor a nuestro cerebro: “Puede influir en la toma de decisiones”
El enamoramiento favorece una actitud más optimista y abierta, impulsa el crecimiento personal; ese estado de euforia nos hace estar más distraídos.


Belinda Manzano, jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, afirma que “el enamoramiento activa áreas específicas del cerebro, como el sistema de recompensa y la corteza prefrontal. Esto puede influir en la toma de decisiones, la percepción del riesgo y la regulación emocional. También se ha observado que, en las primeras etapas, los niveles de cortisol, la hormona del estrés puede aumentar temporalmente, lo que explica la sensación de nerviosismo o ansiedad inicial”, explica.
Una investigación liderada por la Universidad de Aalto (Finlandia) y publicada en la revista Cerebral Cortex, detalla que el patrón de activación del amor se genera en los ganglios basales, la línea media de la frente, el precuneus y la unión temporoparietal a los lados de la nuca. La experiencia del amor está determinada por factores tanto biológicos como culturales, que se originan a partir de mecanismos neurobiológicos fundamentales del apego", afirman en el estudio.
Para Carla Álvarez Llaneza, psicóloga de Blua de Sanitas, “a nivel psicológico, el enamoramiento transforma la manera en la que pensamos, sentimos y actuamos. En esta etapa, las personas tienden a enfocarse más en su pareja, a mostrar mayor disposición para compartir y fortalecer el vínculo emocional. Además, este estado favorece una actitud más optimista y abierta, lo que puede impulsar el crecimiento personal y la construcción de relaciones más profundas".
Pero, y aunque la ciencia nos diga qué es estar enamorado, el dolor de tripa no lo puede definir. Las mariposas en el estómago, no las puede traducir. La sonrisa permanente, no la puede camuflar. El ponerse colorado, no lo puede descifrar. Y, pese a todo, estar enamorado va más allá, y la ciencia lo respalda. Desde la Ciencia, estar enamorado implica una combinación de procesos neurológicos, hormonales y psicológicos. Se activan neurotransmisores claves:
- Dopamina: genera placer y motivación, asociada al deseo y la recompensa.
- Oxitocina y vasopresina: vinculadas al apego y la intimidad.
- Adrenalina y noradrenalina: causan palpitaciones, sudoración, y esa “excitación” inicial.
- Cortisol: aumenta en las primeras fases, generando ansiedad y obsesión.
Helen Fisher, antropóloga biológica, identificó tres fases del amor: lujuria, atracción y apego, cada una con su propio perfil químico. Estudios realizados con resonancia magnética muestran que el cerebro de una persona enamorada activa zonas similares a las que se activan con drogas adictivas.
“Cuando nos enamoramos, la dopamina, conocida como la hormona del placer, se libera a niveles extraordinarios. Esta explosión química no solo provoca la sensación de euforia y placer asociada al amor, sino que también comparte similitudes sorprendentes con experiencias como los juegos de azar y el consumo de drogas”, añade la doctora Cristina Fernández García, jefa del Servicio en Neurología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
La literatura ha retratado el enamoramiento como una fuerza transformadora, a veces sublime, a veces destructiva. Para Shakespeare en Romeo y Julieta: el amor es una pasión arrebatadora que desafía normas sociales. Para Gustave Flaubert en Madame Bovary: el amor se idealiza frente a la realidad. El poeta Pablo Neruda escribe al amor como contradicción, “para que nada nos separe que nada nos una”. Clarice Lispector: “El amor es cuando empezamos por no entender nada y terminamos por entender todo”. La escritora Astrid Gil-Casares nos contaba el otro día que el amor, las nuevas formas de relaciones, te hacen replantearte qué es un final feliz.
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Si tuviéramos que describir el amor físicamente, serían esas mariposas en el estómago, aumento del ritmo cardíaco, energía elevada. Emocionalmente, llega la euforia, vulnerabilidad, obsesión, deseo de compartir y proteger. Y conductualmente, la atención se centra en la persona amada, en la idealización, en el sacrificio, en la búsqueda de cercanía.
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