Hallan una misteriosa fuga en el fondo del Océano Pacífico
Un equipo de científicos lo ha definido como “manantial submarino único” que guarda relación con el riesgo de terremotos y cuyo fluido es químicamente distinto al agua.
Cascadia es el nombre de una falla submarina de más de 1.100 kilómetros que se extiende entre la provincia canadiense de la Columbia Británica y el norte de California. Está ubicada en la zona de subducción de la placa Juan de Fuca y de la placa Norteamericana; y, entre sus peculiaridades, constituye una zona de un riesgo sísmico tan alto que puede provocar terremotos de magnitud 8, tsunamis incluidos.
Ahora, un estudio llevado a cabo por la Universidad de Washington (UW) ha arrebatado el sueño a todos los hipocondríacos de la sismología al confirmar las sospechas que suscitó un primer acercamiento a la zona en 2015: en esta misma falla, que cruza parte del Océano Atlántico, se ha producido una filtración de líquido cálido y químicamente distinto al agua. Lo han bautizado como Pythias Oasis y se encuentra a 80 kilómetros de Newport, Oregón.
¿Qué es realmente?
En palabras de los propios investigadores, cuyo estudio se ha publicado al completo en la revista científica ‘Science Advances’, se trata de un “manantial submarino único” que brota de manera directa en la zona de Cascadia. Es decir, una especie de fuente cuatro kilómetros por debajo del lecho marino que “regula las tensiones tectónicas en la falla de alta mar”.
De hecho, el propio coautor del trabajo y profesor asociado de oceanografía de la UW, Evan Salomon, lo ha descrito como una “fuga de lubricante”. Las últimas aproximaciones han permitido calcular que, si en la zona las temperaturas se mueven entre los 150 y los 250 grados Celsius, el fluido que expulsa Pythias Oasis, es de nueve grados Celsius más caliente que el agua que lo envuelve. Además, el trabajo de un robot submarino ha rizado más el rizo geológico al descubrir que las burbujas son “un componente menor del fluido cálido y químicamente distinto”.
No queda ahí. La también docente de oceanografía en la misma universidad y coautora del estudio, Deborah Kelley, define el manantial como “una extraña ventana a los procesos que actúan en las profundidades del fondo marino”, cuya química “sugiere que este fluido proviene de cerca del límite de la placa”.
¿Hay riesgo de terremoto?
“Eso es algo que nunca había visto y, que yo sepa, no se había observado antes”, explica Solomon al referirse a las burbujas de metano que componían el chorro de agua a presión que expulsa el lecho marino. Según los investigadores, se debe al gran empuje de Cascadia, que reduce la presión del fluido entre las partículas de sedimento y esto provoca que, a su vez, aumente la fricción entre las placas oceánica y continental.
La ecuación geológica es más sencilla: cuanto menos lubricante, más probabilidad de terremoto. “Si la presión del fluido es más baja, las dos placas se bloquearán; ahí es cuando se puede acumular la tensión”, apunta Salomon, quien describe lo que ocurre en este complejo terreno submarino como “una mesa de hockey de aire”.