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Descubren que la Tierra fue golpeada por una tormenta solar hace más de 2.500 años gracias a los árboles

El estudio de los anillos de viejos árboles permite documentar el impacto de una potente tormenta solar. " Si ocurrieran hoy, tendrían efectos catastróficos”.

Tormenta Solar
Raúl Izquierdo
Nació en Villanueva de Alcardete en 1990. De La Mancha al Diario AS. Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual, siempre tuvo claro que lo suyo eran las letras. Antes de formar parte de AS pasó por Marca Plus, Grupo V y Marca. En 2019 llega a AS y, tras pasar por la web, la pandemia le coloca en Actualidad. La fotografía, su otra afición.
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Las tormentas geomagnéticas, también conocidas como tormentas solares, son más comunes de lo que puede parecer. Se produce cuando el Sol emite una importante cantidad de partículas cargadas y radiación electromagnética, y estas interactúan con el campo magnético terrestre y la atmósfera superior de nuestro planeta.

Se suelen originar tras eventos en la superficie del Sol, como pueden ser las eyecciones de masa coronal o las erupciones solares. Y, si bien ocurren de forma regular, por lo general suelen tener un impacto moderado en la Tierra: fluctuaciones en las redes eléctricas, dificultades en el control de la red o la presencia de auroras en latitudes más bajas de lo habitual.

Para hacer una estimación de su potencial impacto, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), las clasifica en cinco niveles diferentes, en función de su índice geomagnético. Desde los efectos más leves en las redes eléctricas hasta las interrupciones generalizadas en las comunicaciones y la navegación por satélite en aquellas de mayor impacto.

Como decimos, lo habitual es que no tengan grandes consecuencias. Pero nadie tiene la certeza de que alguna vez una de estas tormentas sea más potente, como ya ha ocurrido en ocasiones pasadas. Así pasó en 1859 con el ‘evento Carrington’, una poderosa tormenta solar provocó la interrupción de los sistemas de telégrafo en Europa y América del Norte. Y lo mismo sucedió mucho antes, en el año 664 antes de Cristo.

Eventos Miyake

Una tormenta solar tan devastadora que, según los investigadores de la Universidad de Arizona, habría provocado en nuestros días una gran destrucción de las redes de comunicaciones, satélites y redes eléctricas. Entonces fue una tormenta solar extrema, un fenómeno incluido dentro de los eventos Miyake, de los que apenas se han documentado en los últimos miles de años.

“Gracias al radiocarbono en los anillos de los árboles, ahora sabemos que ocurrieron seis eventos Miyake en los últimos 14.500 años. Si ocurrieran hoy, tendrían efectos catastróficos en la tecnología de las comunicaciones”, explica Irina Panyushkina, autora principal del estudio. Y es que fue gracias al análisis de los anillos de los árboles por lo que consiguieron documentar este evento, cuya datación era una incógnita hasta ahora.

Concretamente, se analizaron los anillos de viejos alerces y cedros. Y en ellos encontraron un aumento en la cantidad de carbono 14 que podría remontarse al año 664 antes a.C. Los expertos, para determinar si las tormentas solares fueron las causantes de los picos de radiocarbono, compararon los datos de los anillos de los árboles con otros que encontraron en lo isótopo diferente, el berilio-10, presente en núcleos de hielo tomados de los glaciares.

“Si los núcleos de hielo tanto del Polo Norte como del Polo Sur muestran un aumento en el isótopo berilio-10 para un año particular que corresponde a un aumento de radiocarbono en los anillos de los árboles, sabemos que hubo una tormenta solar”, señala la investigadora. Y si bien hoy en día se suelen asociar las tormentas solares a la presencia de auroras boreales en zonas poco comunes, si ocurren de forma extrema como un fenómeno Miyake pueden tener fuertes consecuencias a nivel mundial.

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La información recopilada servirá a los científicos para conocer la magnitud de estas tormentas masivas, pero no permite determinar un patrón ni poder predecir cuándo se producirá un nuevo evento de este tipo. “Aun así, creemos que nuestro artículo transformará la forma en que buscamos y entendemos la señal del pico de carbono 14 de los eventos extremos de protones solares en los anillos de los árboles”, concluye Panyushkina.

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