Codemasters, como McLaren, presentaba este año como gran novedad un nuevo motor, pero por suerte para los miles de fans de la saga de F-1 el resultado del videojuego ha sido muy superior al de los japoneses de Honda. El problema es que aquí el motor sí ha sido tan bueno (lo siento Alonso) que quizá han descuidado otros aspectos menores, o no tanto, de la saga.

Pretemporada. Para aquellos que se enfrenten por primera vez al juego, la cantidad de variables y el elevado de nivel de dificultad podría ser un escollo casi insalvable si no es por la elevada cantidad de ayudas que presenta el juego en sus niveles más bajos: asistencia de frenada, trayectoria ideal, bajo nivel de IA de los rivales, choques sin consecuencias… Todo esto va desapareciendo a medida que se sube el nivel con lo que cada carrera se convierte un auténtico reto.

El viernes. F-1 2015 está orientado a que el jugador se sienta como un auténtico piloto de F-1, no falta detalle: desde la presentación televisiva de las carreras (en castellano aunque no con Lobato) a los datos que recibe en el cockpit antes de salir a pista. Sugerencias del ingeniero, análisis de carrera en función de las gomas…

Los libres. Una vez en el monoplaza comienzan las sensaciones, en primer lugar está la velocidad, bien conseguida, con un paso por vuelta bastante realista, sobre todo si uno se sube a los pianos con la consiguiente vibración incluida. El sonido ha cobrado más importancia en esta ocasión, no solo ayuda a entender cómo va de revoluciones el coche sino que algunos problemas, como la falta de potencia, pueden ser detectados al alterarse el sonido normal que emite el monoplaza. Si uno quiere ganar carreras habrá que dar vueltas y vueltas hasta conocer cada circuito de memoria, una salida de pista y adiós al GP.

La calificación. El juego intenta ofrecer el máximo realismo posible, algo que a los fans de Alonso no nos va bien, es decir que los Mercedes van como tiros y se llevan todas las poles y los McLaren tienen como objetivo acabar, ni si quiera conseguir puntos. Hay pequeños fallos en el desarrollo de la carrera, como la activación del DRS a pesar de caiga un diluvio o algunas inconsistencias en los cambios de ruedas de los rivales.

La carrera. Cada curva, cada piano, cada valla de publicidad está recreada con tal mimo que para los amantes de la F-1 será un placer correr en los circuitos. El nivel de dificultad está sujeto al riesgo que decida asumir el usuario, pero cuanto más elevado sea más realista será todo: sanciones, averías, desgaste… pero no solo eso: el piloto puede escoger la mezcla de gasolina (ojo al consumo), el reparto de frenada, la estrategia en carrera y todo esto con el ingeniero ofreciendo información a través del altavoz del mando inalámbrico (versión PS4) . Para ganar carreras el primer paso es acabarlas, por eso habrá que ser cauto en las primeras vueltas y arriesgar en las frenadas (la IA no apura tanto) en cuanto haya menos tráfico. Ojo a provocar colisiones (incluso pequeños toques) y a saltarse las chicanes que los comisarios tiran fácil de sanciones. En el debe, la desaparición del safety car, una verdadera pena y algo realmente incomprensible teniendo en cuenta el grado de realismo con el que se ha tratado el juego.

El Podio. Si hay algo por lo que destaca este simulador de F-1 es por su aspecto gráfico, todo luce magníficamente y fluye sin saltos, pero las carreras en lluvia merecen un reconocimiento aparte: los charcos, los reflejos, la estela que dejan los coches que van delante están conseguidos como no se había visto nunca en este género. También se ha hecho un esfuerzo con la imagen de los pilotos, pero aquí los resultados son desiguales.

Fuera de los puntos. Pero no todo son buenas noticias, el modo carrera (sin duda uno de los más divertidos) ha sido borrado de un plumazo sin más explicaciones. Tampoco hay una carreras a pantalla partida, ni desafíos, ni Mundial cooperativo, ni opción a coches clásicos… si bien a cambio se ha incorporado la temporada completa de 2014, con Alonso aún en Ferrari. Es decir que la base del coche es excelente (gráficos y realismo) pero aún queda mucho margen de mejora para la temporada que viene.