Raúl de Tomás: "Del Espanyol ya voy a ser hasta que me muera"

Tras su imagen altiva se esconde pura timidez. Tras el goleador impasible, un amante de los animales (“los caballos son mi paz”). Y detrás de Raúl de Tomás, el delantero referencia del Espanyol, irrumpe un chico feliz esculpido entre la exigencia de quien desde alevines se formó en el Real Madrid y la humildad del hijo de un exfutbolista de Segunda B, donde el pan no se regala. Todo ello, y más, va deshojando en la charla que mantuvo con AS este jueves, en la Ciudad Deportiva Dani Jarque, justo en la semana de uno de los grandes partidos de la temporada.

Intentaré mirarle a los ojos.

(Sonríe) Sé por qué lo dice, es lo que pedí el día de mi presentación a un periodista, sin ninguna mala intención. Solo que si miras a alguien a la cara te entiendes mejor. Puedo hacer ese tipo de cosas, pero en realidad, y aunque parezca lo contrario, soy muy tímido.

¿Es su imagen altiva una coraza?

Puede ser, pero no en plan negativo. Es distancia, desconfianza… Pero cuando ya conozco a alguien me abro mucho y soy muy normal.

Hay quien lo relaciona con haber sido canterano del Real Madrid, incluso con CR7… ¿Hay algo de eso en su pose?

Es cierto que, al haber jugado en el Madrid, desde pequeño se me ha juzgado muchísimo, y puede que por eso tenga ese recelo, me sale natural.

¿Y cuánto hay del hijo de un futbolista de Segunda B que a veces cobraba tarde y mal?

Soy muy humilde, mi familia siempre lo ha sido. Mi padre desde pequeños nos ha inculcado que las cosas hay que ganárselas, hay que luchar, trabajar… Y realmente eso soy, aunque pueda aparentar todo lo contrario. Tengo los pies en el suelo, sé lo que cuesta conseguir algo y por eso trabajo día a día.

¿Será que un goleador, que suena a algo glamouroso, en realidad es un jornalero que vive al día, como ese fútbol modesto de su padre?

El goleador tiene una presión añadida, con una función muy difícil, porque yo creo que no hay nada más complicado que meter un gol, que colocar el balón entre los tres palos. Sin embargo, eso te hace muy fuerte.

¿El goleador es quien menos duerme de un equipo?

Exactamente. Cuando las cosas no salen bien, sabes que el foco va a caer sobre ti, porque el fútbol al final son goles. Pero es lo que te fortalece para conseguirlo al siguiente partido.

Decía Lewandowski hace unos días en El País que el delantero cada vez hace menos filigranas, poesía lo llamaba él, porque la gente ve pocos partidos completos y juzga por estadísticas o resúmenes, es decir, por los goles.

Pues sí, ver partidos enteros es algo que se ha perdido en el fútbol. Yo siempre pongo el ejemplo de Benzema: cuando no metía goles, decían que si no valía, y sin embargo tú ves un partido suyo y disfrutas. En mi caso, hay días en que no marco pero me voy satisfecho, aunque mucha gente no ve ese trabajo, con o sin balón, ayudando al equipo, asistiendo… Se debería recuperar. Muchas veces no se valora a grandes jugadores, sean o no delanteros, porque no se ven los partidos, solo por los datos o en función de si ha metido o no un gol.

Y en esas que llegó el VAR. ¿Un juez más en ese día a día tan complejo?

Sí, porque al final debes medirlo todo. Estás en el área y, por si no tuvieras suficiente con estar pendiente de si es una jugada por la banda, de dónde va a ir el balón, del desmarque, ahora le añades que no te puedes meter ni un centímetro en fuera de juego. Pero al final hay que aceptarlo porque no va a cambiar.

Hace un par de años usted dijo que el VAR no le gustaba…

(Ríe) Mire, pues aprovecho y cambio mi opinión. Al principio es cierto que no lo veía bien, pero me he dado cuenta de que al final es para los dos equipos. En algún partido ganas gracias a que el VAR le ha anulado un gol al rival, así que es justo para todos. Tampoco voy a decir que es una maravilla, pero sí que es correcto.

¿Y cómo se mantiene la calma cuando en tres días el VAR le anula tres goles?

Siendo fuerte, intentando limpiar la cabeza, olvidando el pasado. Porque en ese momento, en el campo, ni siquiera tú sabes que es fuera de juego. Así que debes resetear y aceptarlo, para así intentar que el siguiente gol sí sea legal.

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¿Vale esa mentalidad también para la racha de tres penaltis que falló?

Eso es. Tienes el ruido de la gente, de lo que escuchas y lees, pero no te queda otra que aceptarlo, es parte de la profesión. Soy una persona fuerte de mente y ganadora, y creo que para avanzar hay que fallar, aunque no me guste.

Sin esos goles anulados, le estaría pisando los talones a Vinicius…

Coincidí con él de pretemporada. Es un gran chico, muy reservado pero sobre todo un pedazo de futbolista. Sí, podría estar ahí peleándome con él, pero estoy contento con mi rendimiento y con el del equipo, y eso debemos plasmar para ganar este fin de semana.

¿Imagina que podría estar ahora en el lugar de Vinicius, en el Real Madrid?

Tuve la opción de quedarme cuando hablé con Julen (Lopetegui), pero decidí no hacerlo porque sentía que no iba a ser partícipe de ese año, porque la pretemporada no fue buena para mí, no jugué casi nada, y yo necesito competir para sentirme bien, feliz, práctico, para que mi familia disfrute viéndome jugar a fútbol, y en el Madrid sentía que no era el sitio ni el momento. No quería estar ahí parado.

Y al año siguiente, se desvinculó definitivamente del Madrid.

Venía de una buena temporada en Primera con el Rayo, y en verano me llamó el Benfica. No llegué ni hacer la pretemporada.

¿Fichar por el Benfica fue el mayor error de su carrera?

Yo, más que error, lo llamaría acierto. Si no hubiera ido al Benfica, hoy no estaría en el Espanyol. Las cosas pasan porque tienen que pasar. Hay que ser agradecidos, y para estar ahora feliz tenía que suceder algo malo allí, aunque lo pasé muy mal.

¿Se alegró entonces por la victoria del Benfica sobre el Barcelona?

(Ríe) Yo siempre soy de los equipos en los que he jugado, y ellos apostaron por mí, su apuesta me hizo feliz aunque no saliera del todo bien. Así que claro que me alegro.

Por tanto, ¿su mayor acierto ha sido el Espanyol?

Pues sí, ha sido mi gran acierto, porque estoy muy feliz aquí, es como mi familia, me siento muy agradecido por la decisión en su día de Rufete, que me llamó, me fichó y apostó, y por arriesgarse a pagar una cifra tan alta. No sé lo que deparará el futuro, lo único que puedo decir es que me lo voy a dejar todo por el Espanyol. Soy del Espanyol ya y siempre lo seré, ya hasta que me muera. Lucharé por el club, por la afición y por todo el mundo que está dentro de este club.

Citaba antes a Benzema. ¿Es un espejo?

Benzema me encanta, sí, es un espejo, es capaz de salir de su zona de confort. Es el delantero más completo que hay en el mundo. Y me veo reflejado porque a mí me gusta asociarme, caer a banda, bajar a recibir, tirar desmarques a la espalda… Un poco de todo. El delantero completo no es solo el que está en el área para empujarla, aunque lo firmaría si sirve para meter 30 goles al año. Pero yo he jugado siempre así al fútbol.

¿Le compensa ese desgaste aun llegando más forzado a rematar?

Muchas veces lo pienso, pero cuando uno no está tocando el balón necesita moverse. No acepto quedarme parado porque necesito estar en contacto con el balón. A veces cansa, pero físicamente me encuentro bien, hasta donde me dure la fuerza.

Usted debutó con el Real Madrid de la mano de Ancelotti y en el RCDE Stadium. ¿Se cierra este domingo un círculo?

Sí, se cierra un círculo, es todo muy curioso. Fue un momento muy especial para mí, y siempre le estaré agradecido a Ancelotti. Yo siempre elogio muchísimo esos detalles que los entrenadores tienen con jugadores de la cantera. Para mí y para mi familia fue muy importante, siempre le estaré agradecido.

¿Y cómo era él?

No coincidí mucho con él, pero es un entrenador top, no hay más que ver su palmarés. Y como persona es un diez. Por su trato con el jugador y su capacidad de decisión en todas las circunstancias. Eso es capital en un equipo como el Madrid, por eso siempre le ha ido bien.

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¿Se puede ser amigo de un entrenador? Porque usted dijo eso de Vicente Moreno…

Lo normal es que no, porque se suele tener esa distancia. Pero yo me llevo muy bien con él, y no ha habido problema juegue o no, porque la lealtad se demuestra cuando las cosas no van bien. Yo nunca pondré un pero a lo que decida sobre mí, siempre le respetaré. Yo funciono cuando las personas son cercanas, leales y honestas. Y así es Vicente. Tenerle, a él y a todo el cuerpo técnico, me ayuda muchísimo para jugar como juego, y por eso he funcionado este año y el anterior.

Decía que Ancelotti confió en un canterano como usted. ¿Diría que esa, la cantera, es precisamente la gran virtud del Espanyol?

Totalmente. Aquí hay grandísimos jugadores, como Jofre (Carreras), Nico (Melamed), Álvaro (García), Gori… Y seguramente me deje a alguno. Tienen muchísimo nivel y van a ser grandísimos jugadores que van a ayudar al club.

30 de junio de 2026. ¿Qué le sugiere esa fecha?

¿El fin de mi contrato, no? Yo estoy muy contento aquí. Me encantan el club, la ciudad… Cuando algún amigo me pregunta qué tal por el Espanyol, siempre destaco cómo me han acogido. No puedo decir nada malo de nadie. Los grandes clubes se nutren de algo que el Espanyol tiene y que no debe cambiar nunca.

¿A esta plantilla le falta una hazaña como derrotar al Real Madrid?

Está claro que a corto plazo lo mejor que podría pasarnos es ganar al Madrid, pero también hay que mirar a largo. El equipo necesita y debe dar un paso al frente. Sabemos que venimos de una categoría inferior, que el periodo de adaptación es difícil, que hay que mantener como sea la categoría para que los próximos años sean más fáciles y que el club siga creciendo como hasta ahora.

¿El club tiene esa ambición?

La tiene, y también tiene a gente que lo cuida y lo hace más grande, como Rufete, Mao, el presidente, Durán… Gente que está trabajando para que el club mejore y dé un paso más. Muchas veces la gente no ve lo que se hace aquí dentro porque, obviamente, no está. Pero hay personas que se están dejando el alma y la vida por este club.

¿La derrota del Madrid ante el Sheriff puede ayudar o penalizar al Espanyol?

Aunque venga de perder, el Madrid tiene muchísimo peligro porque está obligado a ganar siempre. Deben estar desacertados y nosotros estarlo del todo, nos tiene que salir un partido redondo para ganarles. Ser correctos atrás y estar afinados arriba. Claro que puede pasar, hay que confiar en ello. Pero no podemos fallar o nos hará daño.

Cuando Luis Enrique da una lista de la Selección, ¿sigue usted pendiente del móvil o ya se dedica a otra cosa?

Lo miro, porque al final es mi país. Ojalá algún día me pueda llamar la Selección, sería un sueño hecho realidad porque si trabajamos es para hacer cosas grandes. He tenido la suerte de hacerlo en categorías inferiores y sé perfectamente lo que se siente. Lo que decida el seleccionador es respetable, y vaya o no vaya apoyaré a la Selección.

¿Qué más siente que debe hacer para ir?

Meter goles, trabajar, que el equipo vaya bien y yo les aporte. Lo correcto es siempre trabajar duro y estar preparador, si la llamada llega, para ayudar al país.

¿Qué le sugiere el nombre de Lord Sunshine?

Es uno de mis dos caballos. Siempre me habían gustado mucho, pero nunca me había decidido a invertir dinero y tiempo, a competir. Lo quería hacer en Lisboa, pero no tenía la cabeza como para meterme en asuntos externos al fútbol. Así que cuando llegué a Barcelona, al encontrarme feliz, fue lo primero que hice. He llegado a tener hasta cuatro caballos. Es una pasión que tengo desde pequeño. Son mi paz. Cuando no está el fútbol, están ellos.

¿Se siente animalista?

Sí. Me encantan los animales. Si pudiera tener 50 en casa los tendría, pero necesitan un espacio adecuado para vivir y tiempo.

¿Sigue practicando otras de sus pasiones, el boxeo?

Sigo de vez en cuando. Cuando tengo un rato libre me gusta boxear, desahogarme un poco, el boxeo te ayuda a olvidarte un poco de todo, a pegar, y eso hace que la cabeza se libere.

¿Ayuda incluso para mejorar como futbolista?

Totalmente. Al final son constantes movimientos, apoyos, giros… Eso lo haces también en un partido.

¿Qué le aporta su entrenador personal?

Es mi amigo, llevamos seis años trabajando juntos y es la persona más importante en mi vida profesional porque es quien más me ayuda con la alimentación, el gimnasio, la motivación… Yo también tengo días malos, pero Pablo siempre está ahí para empujarme hacia adelante para seguir creciendo en busca de los objetivos.

La alimentación, decía. ¿Es cierto que, en su opinión, supone el 90 por ciento del rendimiento de un futbolista?

Lo es. Para mí, es lo más importante. El talento te da hasta cierto punto, y te puedes exigir en un entrenamiento, pero al terminar debes tener una buena alimentación. El cuerpo es como un coche: si le exiges en el campo y después no le echas gasolina o aceite, lo acabarás rompiendo.

¿Cómo consigue el equilibrio entre exponer todo eso en redes sociales y no quemarse demasiado?

Es complejo porque la gente juzga mucho. Hace un par de años, antes de publicar algo pensaba si se iba a hablar mucho. Con el paso del tiempo, me he ido dando cuenta de que cada uno tiene su vida. Hay que respetar lo que cada cual quiera opinar, pero a mí me gusta mostrar mi vida porque no hago nada malo ni daño a nadie: son animales, en el gimnasio, con mi perro, cenando… Cada uno hace lo que quiere con su vida y lo de las redes sociales ojalá algún día cambien, porque hay que respetar la vida de todo el mundo.

¿Cómo se tomó, por ejemplo, la guasa por el cuadro que pintó durante el confinamiento?

(Ríe) Lo hice con muchísima ilusión, y luego fue un bajón ver que todo el mundo se estaba riendo. Pero después, viéndolo con mi hermano y mi madre, nos hacían mucha gracia los tuits. Cuando me comparaban con niños pequeños (ríe). Soy una persona seria pero, cuando toca, hay que tomárselo con humor.

¿Ha vuelto a pintar desde entonces?

¡No! No he vuelto a coger un boli, la gente ha hecho que no coja un boli en la vida. (Ríe)

¿Es clave tener una alta autoestima?

Tengo mucha autoestima, mucha personalidad, nunca hago las cosas para hacer daño a nadie sino porque me sale así. Y porque respeto al de enfrente y no me cohíbe lo que decido hacer con mi vida.

¿Y eso le produce felicidad?

Exactamente. Lo más importante en la vida, más allá del trabajo o de lo que se puede hablar cuando una persona es pública, es estar feliz, querer a tu familia, que tengan salud, y sobre todo sentirte bien contigo mismo. Es lo más importante para ser feliz.