GRUPO E | ROMA 1 - BARCELONA 1
Premio para Florenzi
Luis Suárez adelantó al Barça, pero Florenzi empató antes del descanso con un gol casi desde el centro del campo. Preocupación con la lesión de Rafinha.
Hay veces que un partido se recuerda por una jugada o un gol. Escenas que se imponen al conjunto de la obra. Ayer, en el Stadio Olimpico de Roma, Alessandro Florenzi marcó un gol que mediatizó el partido entre la Roma y el Barcelona. A la media hora de juego, el lateral italiano rompió un duelo que hasta ese momento el Barcelona parecía tener controlado. Se recordará más su golazo desde medio campo que el 1-1 final de un partido que el Barça hizo méritos más que sobrados para ganar pero que demuestra lo dura que es esta competición.
Ganaban los de Luis Enrique por 0-1 gracias al gol de Suárez, un bullicioso Messi creaba desconcierto en la zaga romana cada vez que aparecía por cualquier ubicación del frente de ataque y en defensa, los culés mantenían muy marcado a Dzeko. Únicamente las arrancadas del velocísimo Salah inquietaban a la zaga catalana. El partido discurría por los cauces de seguridad satisfactorios para Luis Enrique.
Pero toda esa comodidad se vino abajo en cuanto Neymar perdió un duelo directo ante Florenzi, un lateral que empezó su carrera de extremo y que Rudi Garcia alterna como defensa o volante. El italiano le quitó la pelota al brasileño, progresó por su banda pegado a la línea de cal, cruzó el medio campo, levantó la vista y sin pensárselo disparó a portería ante el asombro de público, compañeros, rivales y la cara de pánico de Ter Stegen. El balón superó al portero alemán dio en el palo y se convirtió en el empate. El partido había quedado marcado como una res. Lo que había pasado hasta ese momento ya no importaba y todo lo que iba a acontecer se juzgaría en referencia a esa jugada que ya había dado la vuelta al mundo antes de que el Barcelona sacara de centro. Fue un gol de esos ante los que Johan Cruyff recomendaba al portero, que le pedía jugar más retrasado para no quedar retratado en jugadas así, que simplemente "se levantara y aplaudiera" antes de ir a buscar la pelota dentro de la portería. En el Olímpico aplaudió todo el mundo menos los del Barça.
Toda la solvencia demostrada por el Barcelona en la primera media hora de juego se deshizo como un azucarillo. La Roma se vino arriba y Nainggolan volvió a probar al portero barcelonista con un disparo lejano, pero esta vez Ter Stegen estuvo fino. El último cuarto de hora de la primera parte fue claramente de dominio local y el Barça agradeció el descanso.
El reto para los blaugrana en la reanudación era el de jugar como si el misilazo no hubiera existido. Salieron los de Luis Enrique dispuestos a largar las posesiones y recobrar el mando en el juego, pero la Roma se defendía con mucho orden liderados por un estupendo Rüdiger y ayudados por Szczesny, que si bien en la primera parte pudo cometer penalti sobre Suárez, en la segunda salvó a su equipo ante un disparo de Messi.
Las lesiones del portero local (Suárez le pisó una mano) y de Rafinha nada más ingresar en el campo (fue cazado por Nainggolan) ofrecieron un nuevo paisaje al partido en el tramo final, en el que el Barcelona puso sitio a la portería del veterano guardameta italiano.
La Roma resistió el asedio a base de pulmones, solidaridad y rampas. A favor del Barça hay que decir que lo intentó hasta el final, pero el tanto de Florenzi no merecía adornar una derrota.