La peculiar Hsieh deja a Garbiñe sin torneo y sin número uno
La tenista de China Taipei, con un estilo de juego inusual a dos manos, estuvo muy sólida y mereció la victoria ante Muguruza.
No llegaba en plenas facultades al Abierto de Australia, con unas molestias en el aductor de la pierna derecha que la hicieron retirarse en Sydney. Garbiñe Muguruza no se veía “al 100%” y esas dudas han podido con ella. Las dudas, el fuerte calor de Melbourne y el estilo de juego de la taipense Su-Wei Hsieh, una tenista muy peculiar, de las más raras del circuito, a la que nunca se había enfrentado. Sea como fuere, lo cierto es que esta veterana de 32 y 34 del mundo estuvo muy sólida desde el fondo de la pista y se empleó con un riesgo destacable para ganar por 7-6 (1) y 6-4. En No fue tanto por démerito de Garbiñe como por mérito suyo. En 2017, la española había alcanzado los cuartos de final y este año no empieza bien para ella con la eliminación en segunda ronda y la oportunidad perdida de recuperar el número uno.
El primer set fue desesperante para Muguruza. Sabía lo que se iba a encontrar, pero ese conocimiento no le hizo más agradable el trago de jugar contra una tenista impredecible y con esas maneras tan poco usuales tiraba la mayor parte de las bolas a las líneas, con un porcentaje muy alto de éxito. Empezó bien la de Caracas, con un break en el primer juego, pero luego perdió sus siguientes turnos de saque y el set se le puso en chino, y valga la redundancia. Taciturna, con señales de fatiga, peleó Muguruza y recuperó la igualdad con sufrimiento y quejas que le valieron un warning. Pero en la muerte súbita no remató la remontada.
Con la temperatura en ascenso (unos 37 grados), la segunda manga se le complicó también a la número tres. Después de tener a la Hsieh contra las cuerdas en el segundo juego, perdió el servició después y se colocó otra vez a remolque. Más difícil todavía. Chillando en la pista, cabreada, Garbiñe tuvo que apretar para intentar no irse del partido, pero se le escapó al fallar una volea fácil en la red que le sirvió en bandeja otro break a la de Taipei, que acabó con un balance de 25 golpes ganadores y 24, por los 29 y 43 (muchos), de su rival. Luego peleó y hasta levantó una bola de partido, pero ya era tarde y su oponente alargó hasta el final su idilio con las líneas. A Muguruza le toca ahora descansar, no venirse abajo y sopesar muy bien sus próximos movimientos.