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Yurena: “He tenido muchas proposiciones para ser escort”

“Siempre dije que no. No soy ninguna estrecha, pero en eso siempre decido yo”, cuenta la cantante a ‘El País’ sobre los ofrecimientos que ha tenido.

Yurena: “He tenido muchas proposiciones para ser escort”

He tenido muchas proposiciones para ser escort [prostituta de lujo], y muchas, a través de redes sociales, para acostarse conmigo pagándome mucho dinero, pero siempre dije que no. No soy ninguna estrecha, pero en eso siempre decido yo”. Con estas palabras, Yurena se confiesa al público en una entrevista a El País cargada de impactantes titulares.

A sus 54 años, la cantante vuelve a estar de actualidad por ser la protagonista de la nueva serie de Los Javis, Superstar, donde narran su vida. “Por fin se va a hacer justicia con mi carrera”. Una vida que no fue fácil desde muy niña y que lo destapa en la charla cuando la periodista Luz Sánchez-Mellado le pregunta cómo prefiere que la llame, si María del Mar, Tamara, Ámbar o Yurena, y ella se decanta por este último, su nombre artístico, confesando que el de pila solo lo usaban en el colegio, y no mucho. “Lo que más me llamaban era ‘gorda, ballena, o cuatro ojos’. Sufrí bullying desde niña. Me destrozaron la autoestima. Me daba vergüenza decírselo a mi madre y pasé años encerrada en mi cuarto escuchando música: Spandau Ballet, Culture Club, Bowie, Duran Duran. Ahí descubrí que quería dedicarme a esto, hablé con mi madre y empecé a pelear como una leona y no he dejado de hacerlo toda mi vida”.

Y, dejando atrás a su padre, que era oficial de primera de albañil en Altos Hornos de Bilbao, se mudó a Madrid con Margarita Seisdedos y allí volvió a enfrentarse a “un mundo de fieras”, como ella misma lo define, donde compartía televisión con otros personajes del momento y hasta se inventó un embarazo. “Me arrepentiré toda la vid, de esa mentira, porque va en contra de mis valores, mis principios y de mi forma de ser. Fue él quien me convenció diciéndome que aquello me ayudaría a que me conocieran más como artista, y yo me dejé porque creí en esta persona [Paco Porras], confié en él, y me traicionó. Si de algo puedo presumir es de tener memoria de elefante. Por eso ni olvido ni perdono”.

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Y ¿qué no perdona? “Lo que han hecho conmigo chupópteros y garrapatas a los que se dio pábulo en los medios de comunicación, con la colaboración de gente de esos medios, para decir verdaderas barbaridades sobre mí”. Yurena, que participaba también de ese circo mediático, marca distancias: “A mí me han dicho de todo y nunca he perdido los papeles. Me he enfadado, me he defendido, pero tengo mi ética profesional y personal. Y he tenido un trabajo, no como otros que no tenían oficio ni beneficio, y vivían de hablar mal de mí. Nunca he tenido un pelo de tonta. Igual sí que era ingenua, en el sentido de que creía en la gente. Pero nunca he sido ni tonta, ni ridícula ni mamarracha, como se me ha vendido durante tanto tiempo. Ni lo he sido, ni lo soy, ni lo seré”.

Dos intentos de suicidio

Esa vida la llevó a un dolor del que solo veía salida quitándose la vida. “Me intenté suicidar dos veces. Me tomé muchas pastillas. No quería morir, quería dejar de sufrir, necesitaba descansar. Peleaba con uñas y dientes, pero no podía contra esa campaña de linchamiento. Fíjate si sufría que ni pensé en el daño que le iba a hacer a mi madre, que era y es la persona que más he amado en el mundo. Y fue ella quien me salvó. La segunda vez, por minutos. Ella me ha salvado siempre la vida, hasta que se fue”.

“Nunca se me han caído los anillos. En la peor época, abrí un pub en Madrid y dejé la canción. Me alejé de todo. Hasta que un día me planté, dejé la noche y me dediqué a mí misma unos años de introspección para sanarme. Me dije, yo no soy empresaria, soy cantante, esa es mi vida, y volví, en 2012. Aquí está Yurena. Cogí al toro por los cuernos. Desde entonces, vuelo sola. Sí, tengo mi repre, directores de vídeo, asesores de imagen, tengo mi equipo, pero la que manda soy yo”, cuenta sobre cómo salió de esa depresión.

Y desea huir de la imagen de juguete roto. “Igual lo dicen para extender esa idea. Un juguete roto no tiene actuaciones casi cada fin de semana y las llena. Ni publica discos en las plataformas digitales y en pocas horas suben al número 1 sin promoción. Llevo toda mi vida viviendo de esto. Siempre hay gente dispuesta a intentar hacer daño. La envidia no es buena compañera de viaje”.

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