MÚSICA
Xoel López: “Yo ya tengo mi corazón por siempre en Riazor”
El cantante gallego lanzó este viernes Caldo Espírito, su quinto disco en solitario, y mira con ganas al 29 de noviembre, fecha en la que cantará por segunda vez en el WiZink. El Depor, su disco y toda una carrera musical, a repaso en AS.
Xoel López (A Coruña, 1977) ha publicado Caldo Espírito, su quinto disco en solitario desde que dejó Deluxe. Un trabajo en el que ahonda en su interior como el albatros en el mar. El cantante gallego, pero afincado en el madrileño barrio de Chamberí, desmiga su nuevo trabajo, recuerda su vida sobre los escenarios y fuera de ellos en Riazor con su Depor. Su nuevo trabajo suena al completo desde este viernes 6 de octubre, antes sacó a la luz ‘Fort Da’ y ‘Elevarte caer’, sin perder de vista el reto que tiene por delante con su segundo WiZink el 29 de noviembre. El gallego rememora en AS el ir y venir de Deluxe, banda con la que saltó a la fama y que cuando estaba en lo más alto pulsó el pause para que un sinfín de gargantas que se quedaron huérfanas de su ‘Que no’. Llegó su momento de reconstrucción y puso un charco de por medio para instalarse en Argentina y volver a España con su primer disco como Xoel López. De allá se trajo una ‘Postal de Nueva York’, un ‘Buenos Aires’ querido y, sobre todo, ‘Tierra’. Uno de sus himnos.
El poso y el paso del tiempo llevaron a un Xoel a Paramales en 2015. Un disco en el que “todo es igual, pero nada es lo mismo”. 12+1 canciones para todo tipo de estados de ánimos. Desde la justicia interpretable en ‘Todo lo que merezcas’ a la melancolía con ‘Patagonia’ o el ritmo alegre de ‘Ningún hombre, ningún lugar’. La lengua gallega entraba de lleno y lo hacía para quedarse. Así, en Sueños y Pan (2017) daba un paso más con ese ‘Durme’ que habrá cantado a su jaguar, significado de Nahuel, el nombre de su hijo. En cada disco hay canciones que transcienden y en este ponía a Madrid aún más en el mapa y se inspiraba en lanzar ‘Balas’ y resurgir del ‘Lodo’, canción ligada al Camino de Santiago. La pandemia retrasó el lanzamiento de Si mi rayo te alcanzara (2020), pero el rayo alcanzó y de qué manera. La delicadeza de ‘Joana’ y ‘Alma de oro’ iban unidas a ese ‘Tigre de Bengala’ en el que cuenta que hasta David con una onda se salva. Entre todas, el antes y el después vino con ‘La espina de la flor’ en tu costado y la serie ‘El desorden que dejas’.
¿Qué intención tiene con Caldo Espírito?
No hay una intención artística. Hago lo que me sale. Hacerlo con honestidad, libertad, fidelidad a lo que siento, buena técnica, los mejores instrumentos y el mejor sonido. Mi intención es expresarme lo mejor posible. Uso la música como canal para entenderme mejor y al mundo que me rodea.
¿Qué ‘feedback’ ha recibido de Fort Da y Elevarte caer, las dos primeras canciones en salir?
Bueno o especialmente bueno. Por mi experiencia musical siento que muchas veces lo que pasa con mis discos sucede a largo plazo. Hay canciones que se colocan en un sitio importante y cuando salieron pasaron sin pena ni gloria. Tampoco tengo grandes campañas publicitarias que te imponen unas canciones en la radio fórmula. Todo el mundo sabe que Shakira ha sacado un tema y tararea el estribillo. No es mi caso. Mis canciones van encontrando su lugar y a veces me sorprenden. Hay temas que nadie daba un duro y luego están ahí. Depende de si las toco más en directo o no. Con estas canciones nuevas hubo una buena sensación. Tienen como una energía, una impronta más enérgica que con otras canciones mías. Vamos a ver lo que aguantan y en qué lugar se colocan con el tiempo.
En Albatros dice que o encajas en el molde o te quedas atrás
La compuse un día un poco más oscuro que otros. Uno de esos en los que estás hasta arriba de curro, que tienes mil mensajes en el móvil y las redes te agobian. Entonces te das cuenta de que estamos un poco saturados, hipercomunicados e incluso condicionados para pensar de una manera. Está bien salir de este mundo para ver las cosas con claridad. Albatros es una canción que habla de cómo estamos alineados todos pensando en las dos opciones que nos dan y algunas veces las cosas son más complejas y requieren de una reflexión para la que no tenemos tiempo. Ese albatros que viaja por el océano sin paredes, sin techo, sin límite y que puede sentirse libre es lo que desee en ese momento. Hay cierta queja del mundo que me rodea.
En Fort Da se apoya en una teoría de Freud en la que un niño de 18 meses tira y recoge un juguete. En ese fort (lejos) y da (aquí) ¿Qué va y viene, que tira y qué recoge en la música?
La canción habla de una relación personal. A día de hoy se mezcla un poco todo. Ese día a lo mejor me pasó algo con mi hermano, una pareja, o mi hijo. A veces me cuesta saber de qué estoy hablando. Sé que el sentimiento lo tengo y las canciones me ayudan a entenderme. He llegado a escribir canciones que incluso yo no entendía. Me pasó con Lodo. Es una de las más escuchadas de mi repertorio. Me salió del alma en unas vacaciones en Canarias con una guitarra pequeña. La escribo y cuando voy a grabar pienso en que me sale todo eso.
Luego tuve una especie de crisis existencial, una época de la vida en la que estás socialmente mal y me dijeron que hay algo del inconsciente que se adelanta. Tu inconsciente va por delante de tu consciente. Vamos a rebufo de lo que nos pasa. Me pareció interesante la idea. Desde entonces también se ha convertido la composición en algo más misterioso para mí. Me cuesta responder de forma explícita al sentido de mis canciones. Quiero pensar que tiene que ver con las relaciones humanas y la vida misma. Hay cosas que van y vienen. Desde el Guadiana hasta lo que sentimos. La intermitencia es constante en todo o en muchas cosas. Fort Da puede hablar de una relación personal con idas y venidas que resulta tóxica.
Menciona en ‘Elevarte caer’ que lleva un tiempo dormido, pero en realidad no para. Antes del disco con Deluxe y Xoel López en festivales ¿Cómo lleva ese desenfreno?
Recuerdo el caso de la canción porque al escribirlo quiero desconectar un poco, como en ‘Albatros’, que también lo dice. Ese ritmo que dices que llevo es lo que más me identifica, me hace también desaparecer y apagar el móvil sin que sepan dónde estás unos días. Desprenderse de la nave e incomunicarse un tiempo porque si no no hay manera de recargar la energía que uno necesita. Mi carrera es un no parar. Tengo la meta en el 29 de noviembre en Madrid en el concierto del WiZink. Es el principio de lo nuevo, pero para mí es un final porque ese día, con el concierto ya terminado, yo paro por descanso los meses de diciembre, enero y parte de febrero porque ya tendré los deberes hechos y me podré ir unos meses de calma para retomar la gira planteada. Estoy haciendo como las hormigas, recogiendo para el invierno.
La reconstrucción de Deluxe. 15 años después sigue en la primera línea y recupera la música donde la dejó…
Yo nunca lo he vivido. No había hecho jamás eso de recuperar un proyecto del pasado. El año pasado hice el concierto del 10º aniversario de Atlántico y esta minigira de Deluxe. Estoy viendo lo que es. Mi corazón está en el disco nuevo, pero me parece bonito retomar esas canciones, es como volver a casa, ese conflicto que uno tiene con su lugar de origen, su familia, su colegio... Algo que existe pero que decidiste transcender. La vuelta tiene una parte emocionante pero tiene su final. Siento que hay canciones que aguantaron bien y el público lo agradece. Me quedo con que todo se puede celebrar y revivir.
¿Dónde está el refugio musical en el que crea Xoel López?
Creo que en Madrid. Donde paso más horas componiendo es en mi casa, en Chamberí, pero realmente muchas canciones las creo en diferentes lugares desde Lodo que surgió en Lanzarote de vacaciones o Buenos Aires que la hice en Argentina. He compuesto por todo el mundo. Nunca sabes cuando te va a apetecer ese refugio. Cuando compongo es una capsula en la que estoy protegido, ha sido como una terapia. He hecho canciones que me han funcionado como una medicina. Tengo mi refugio en Madrid, pero es móvil.
¿Ha alcanzado ya esa playa de la que habla en ‘Tierra’?
Esa playa era la vuelta de Buenos Aires. La idea de volver a mi casa en A Coruña. En mi cabeza esa playa es la de Riazor o la del Orzán, las playas de mi infancia. No sé si es más bien un bucle eterno o un lugar al que llegar. Con Deluxe es un poco lo mismo. Todo esto es un poco fort da. Son idas y venidas. Me fui de A Coruña pero vuelvo cada dos por tres. Me recuerda a “Todos los fuegos, el fuego”, el libro de Cortazar que con su título me hizo pensar mucho. Todas las relaciones guadianescas son la misma. Cuando hablas en Fort Da de una relación intermitente estás hablando de una relación entre dos personas, con tu ciudad de origen, con tu grupo del pasado. Todo está en todo.
¿Qué música escucha Xoel López?
Mucha y muy variada. Cada vez más. A veces me sorprendo. Puedo escuchar Caribe de Juan Luis Guerra y de repente me pongo un tema de Rosalía y luego uno de Leonard Cohen. Me encanta bucear por las músicas del universo. Mi premisa son las canciones. Puede haber artistas que tengan un tema que me flipa. Creo que soy un cazador de canciones.
Volviendo a Caldo Espírito, la presentación a lo grande la hace en su segundo concierto en el Wizink el 29 de noviembre ¿Es el escenario más difícil al que se enfrenta?
Al ser el segundo WiZink le hemos perdido un poco el miedo. Recuerdo en el primero les decía a mi banda que era un concierto más, que había que ir partido a partido. Aplico lo de pensar en el próximo domingo en mi vida profesional.
¿Cómo ve al Depor?
El Depor a día de hoy es un sentimiento. Y lo que pueda venir. Estamos tirando de puro corazón. Lo que significa el equipo de tu vida. Hay algo bonito en todo esto porque en una sociedad tan equipista eres de tu equipo y ya está. A todo el mundo le gusta ganar y subir sería lo ideal. Lo más importante es sentir que todos los deportivistas del mundo lo siguen siendo, se hacen socios y van al campo gane o pierda.
Con récord de socios en Primera RFEF...
Hay partidos que hay más gente en Riazor en Primera RFEF que en algunos estadios de Primera. Es alucinante. El Depor es un acuerdo cultural, colectivo, social. Todos decidimos que íbamos a estar tal día viendo lo mismo en el mismo lugar. La comunión de la gente es lo bonito. Esa es la parte más bonita de los deportes y en este caso del fútbol moderno.
Decía Manuel Rivas eso de que “entierren mi corazón en Riazor” ¿tiene el mismo sentimiento?
Yo ya lo tengo allí. Pensaba más en la Torre de Hércules pero al final es un poco lo mismo porque va de la mano. Tenemos la necesidad de agarrarnos a nuestra infancia, a nuestro origen. Para mí el Depor es A Coruña, es aquellos partidos con mi vecino Luis y su padre cortando trozos de periódicos cuando se podía. No deja de ser otro canal para emocionarse, compartir y recordar. En la vida todo tiene que ver con lo que sentimos. Es importante por lo que significa a nivel de recuerdos.
Su hijo llamaba Depor al fútbol...
Cuando era pequeño veía un partido y pensaba que eso era Depor. Luego ya entendió. Se hizo deportivista, me ve apasionado y eso se le pegó.
El SuperDepor le pilló creando música...
Le pasa a mucha gente. Hay una edad en la que se desprende un poco. Yo de niño iba a ver al Depor y al Fabril con mi vecino Luis y su padre Carlos porque en mi casa no hay ningún futbolero. Me dio por el colegio o por mis amigos. No es algo familiar. Es algo muy personal mío.