Una pareja de EEUU recorre el Camino de Santiago: “Cuando por fin llegamos a la Catedral, se echó a llorar”
Miles de personas hacen cada año el Camino de Santiago, instados por diferentes razones. Un camino lleno de introspección, naturaleza y amistad.
Muchas personas planean su vida desde bien temprano para tener una jubilación digna, tranquila y, sobre todo, la que se merecen después de tantos años trabajando. Rick y Frankie White son una pareja de Spokane (Washington) que se conoció en sus años de universidad y, desde entonces, han permanecido el uno al lado del otro. Los White llevan más de 50 años juntos, han vivido todo tipo de cosas, pero les faltaba experimentar las aventuras tras su retiro.
“Buscábamos algo con lo que empezar la jubilación a lo grande”, reconoce Frankie. “Algo que nos permitiera dejar atrás nuestras carreras y, de alguna manera, ver cómo iba a ser el resto de nuestras vidas”, aclara la mujer. Y esa chispa que necesitaban la encontraron en el Camino de Santiago, una peregrinación católica que se hace hasta la Catedral de Santiago de Compostela en Galicia, la cual está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, allí se cree que descansan los restos del apóstol Santiago el Mayor. Aunque realmente este viaje espiritual atrae a personas de todas las religiones.
La andadura puede comenzar realmente en cualquier parte, a elección del caminante, pero las rutas habituales suelen empezar en puntos de la propia España, Francia, Portugal e incluso en Italia o Inglaterra. Una vez recorridos 100 kilómetros, se registra en la Catedral para recibir la “Compostela”, un certificado de acreditación emitido por la Iglesia Católica. Para ello, se le pregunta a cada peregrino la razón por la que ha realizado el trayecto, a lo que el 70% responde que, por motivos espirituales, religiosos o de otro tipo.
Experiencia de los White
Los White hicieron su primera peregrinación con unos amigos por la ruta más conocida, el Camino Francés. Vince se había calzado unos zapatos de una talla menos como señal de respeto y penitencia, por lo que al final de cada jornada, acababa con los pies ensangrentados. Rick declara emocionado que “su mujer era enfermera, así que cada noche ella y yo le limpiábamos la sangre de debajo de las uñas y le vendábamos los dedos. Cuando por fin llegamos a la catedral, él empezó a llorar”. El apodo que le puso Frankie fue “el peregrino de hierro”.
Ellos andaban entre seis y ocho horas al día y en ese recorrido apenas se dirigían la palabra el uno al otro, pues se sumían en una especie de introspección. “Si tuviera que cronometrarlo, me sorprendería que hubiéramos hablado durante una hora en todo ese tiempo. Hay mucho silencio”, asegura el hombre.
Una experiencia compleja pero bonita, ya que algunos días son muy difíciles de soportar, sobre todo cuando no hay baños por el camino y los alojamientos son pensiones cutres. Rick admite que “hay subidas y bajadas, bosques, viñedos y campos de girasoles. En cualquier momento, es posible que no sepas en qué país estás”, por lo general, él medita, centrándose en sus pensamientos, sin embargo, para Frankie fue totalmente diferente: “En mi caso, no estoy para nada en mi cabeza. Estoy ahí fuera descubriéndolo todo. Hago muchas fotos. Al final del día estoy agotada porque ha sido un auténtico placer visual para mí”.
Esta dice que nunca olvidará la primera vez que ella y su marido llegaron al templo sagrado. “Sentimos una sensación de alivio y admiración por haberlo conseguido, por haber caminado tanto y haber llegado hasta allí”, recuerda con nostalgia. Asimismo, opina que “es una catedral magnífica. La zona que hay delante es amplia y está llena de gente. Se respira un ambiente festivo, pero también de reverencia. Se nota que la gente está absorta en sus pensamientos. Gratitud. Muchísima emoción”.
Hasta el momento, han realizado ocho rutas que abarcan unos 5.600km en seis países. Incluso, en una pared de su casa, Frankie marca en un mapa los lugares donde han estado junto con la fecha.
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Rick y Frankie White confirman que llevarán a cabo su próxima peregrinación en septiembre y será por el Camino Inglés. Además, han organizado una caminata llamada “Camino de Panadería” en Spokane para que personas con ideas afines puedan conocerse y tener una conversación mientras disfrutan de un café y dulces.
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