Un rastro de ropa sucia hace que un perro y su dueño de 93 años se reencuentren después de semanas: “La casa estaba vacía”

A sus 93 años, Norm Feigenbaum vivió una situación de lo más dramática cuando su perra Sunny, una labrador rescatada de tan solo 7 años, desapareció sin dejar rastro tras saltar el muro de su jardín. Esto sucedió el pasado 4 de octubre, cuando Norm salió a hacer la compra y la perra intentó seguirlo hasta el supermercado. Al volver a casa, el hombre notó que todo estaba en silencio y que no había nadie más, por lo que se temió lo peor. “Después de varios días, realmente pensé que la había perdido para siempre. La casa estaba vacía sin ella”, aseguró a ABC News.

Decidido a encontrarla, Norm se puso en contacto con Dog Days Search and Rescue, una organización local dedicada a localizar mascotas perdidas. Sus miembros se encargaron de llenar la zona con carteles que presentaban un mensaje realmente emotivo: “Dueño de 93 años busca a su mejor amiga”. En él también se advertía de que si la veían, lo mejor era no perseguirla, ya que la perra podría asustarse y alejarse todavía más.

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Durante toda una semana no hubo ni rastro de Sunny, hasta que una mujer llamó para informar que la había visto en una reserva natural a casi dos kilómetros de la casa. Ese lugar tenía poca agua y estaba habitado por coyotes, por lo que disponían de poco tiempo para encontrarla antes de que sucediese una desgracia. El equipo de rescate colocó trampas seguras para intentar atraer a la perra y llevarla de vuelta a casa, pero finalmente la clave estuvo en un elemento sorpresa: los calcetines sucios de Norm.

Una historia perruna con final feliz

Los voluntarios elaboraron un rastro usando varias prensas usadas del anciano, sabiendo que podrían guiar a Sunny gracias a un olor que le resultara muy familiar. “En realidad, todo esto fue gracias a mis calcetines sucios”, reconoció Norm entre risas. Tan solo 30 minutos después de colocar la ropa, la perra apareció, atraída por el característico aroma de su dueño.

Sunny fue trasladada rápidamente a un veterinario, donde confirmaron que solo tenía unos rasguños tras haber vagado sola por ahí durante varios días. Poco después se produjo el tan ansiado reencuentro. La labradora no pudo contener su alegría, moviendo la cola con entusiasmo y buscando caricias mientras Norm la abrazaba con emoción después de tantos días de incertidumbre y nervios.

Para conmemorar este momento, Norm tomó una decisión de lo más curiosa: “No voy a lavar estos calcetines. Los voy a enmarcar y colgar en la pared”. De esta forma podrá recordar esta historia como una muestra de que la lealtad y el amor pueden lograr reunir a dos seres que se quieren con locura.

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