Un labrador nada con un extraño, su dueño le alerta de que espera que no se encuentre con una foca y más tarde comprende la razón
Los animales son muy delicados y sienten mucha compasión por la persona que los ha criado, por eso intentan protegerlos de todo lo malo.
Relacionarse e interactuar con otros seres es fundamental para lograr un buen desarrollo, tanto en las personas como en los animales. Cuando llegó la pandemia por la COVID-19, esto se truncó. El mundo entero se vio envuelto en una tragedia y la mayoría de países decretaron el estado de alarma, prohibiendo a los ciudadanos salir a la calle.
Colm Keena cuenta en The Irish Times que, antes del confinamiento, él y su pareja iban regularmente a nadar al mar. Un día, les adelantó un perro que pasó por su lado nadando, sin hacerles ni caso. Keena reconoce no ser amante de los perros, pero, aun así, le preocupaba el bienestar del animal. Cuando un hombre se acercó a él, lo señaló y dijo: “Ese perro se aleja mucho”. Y este respondió con tranquilidad: “Ah, sí, es Arthur. Espero que no se encuentre con una foca”, dijo quien resultó ser su dueño.
Luego entendió lo que le había dicho. Y es que esa tarde había un partido en la tele y si Arthur encontraba una foca con la que jugar su amo podría perderse el saque inicial, a pesar de que el baño había sido a media mañana. Pero el problema está en que cuando Arthur encuentra un amigo con el que pasar un buen rato este puede aguantar mucho tiempo en el agua.
Durante el confinamiento, la familia de Colm Keena acogió un cachorro de labrador al que apodaron Lenny. Un día, mientras Lenny buscaba migajas de un pastel que se había caído al suelo en una cafetería, un extraño se acercó a Colm con un miembro de la misma raza y charlaron durante un rato. El hombre decía que a los labradores les venía bien un remojón en el agua porque se criaban en Terranova para ayudar a los pescadores a recuperar sus redes. Este se quedó pensando en esa información y a partir de ahí comenzó a llevar a Lenny a la playa. Keena admite que “aunque nadar con él tiene su encanto, no es una experiencia del todo relajante”.
Parece ser que los animales, y específicamente los labradores, tienen un afán por proteger y servir a sus dueños. Es por ello por lo que, cuando Colm Keena está en la orilla del mar, nada lo más rápido posible hacia lo hondo para mantenerse por delante de Lenny, “esto funciona un rato, pero luego me canso y él me adelanta y empieza a presionarme para que gire”, afirma. Y hasta que no se da la vuelta, el animal no se calma, guiándolo hacia un lugar seguro.
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Una escena adorable y que demuestra, una vez más, la humanidad y sentimientos que tienen los animales.
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