Su perro se estresa al volar, así que la mujer decide trasladar a su mascota en un crucero de lujo
Joyce Chan acabó disfrutando de unas vacaciones junto a su pareja y su mascota, Charlie, para evitar viajar en avión.

Viajar no es tan sencillo cuando se tiene una mascota, y menos cuando se trata de mudarte a otra ciudad o incluso otro país, que es lo que quiso hacer Joyce Chan, que tomó la decisión de mudarse junto a su perro, un golden retriever llamado Charlie, para estar con su novio.
Chan estuvo viviendo junto a Charlie en Nueva York durante siete años, pero este 2025 ya quiso dar un nuevo giro de guion a su vida y regresar a Reino Unido para estar junto a su mascota y su pareja, pero la cuestión era cómo viajar con Charlie.
La mujer descartó la opción del avión, pues había escuchado mil y una historias del estrés que viven las mascotas en la bodega del avión, y entonces descubrió que una buena idea era trasladarse en un crucero, como relata a ‘Business Insider’.
“Se oyen historias aquí y allá sobre malas experiencias con perros que viajan en la zona de carga. Me alegro por los perros que tienen una buena experiencia, pero si había otra opción en la que no tuviéramos que hacer eso, sin duda nos entusiasmaba más hacerlo así”, comenzaba explicando Joyce.
Finalmente, dio con el Queen Mary 2, un crucero de lujo que ofrecía un viaje de siete días desde Nueva York hasta Southampton, en Reino Unido, contando con una perrera con capacidad para 24 mascotas por viaje, pudiendo salir de las jaulas y disfrutar del viaje junto a sus dueños, como acabó haciendo Charlie.
De esta forma, Joyce, acompañada de su novio, viajó también con Charlie hasta Reino Unido, y vivieron todos juntos unas vacaciones de una semana por un precio de 3.477 dólares, siendo incluso menor que el precio del vuelo, que oscilaba los 3.600 dólares.
Charlie “tenía mucho espacio para caminar y dormir. Nos proporcionaron mantas y un cuenco de agua en cada jaula, pero nosotros tenemos nuestra propia cama portátil, así que la usamos, y creo que le ayudó a sentirse más cómodo”, señalaba de nuevo su dueño.
Y es que también pudieron llevarse consigo los juguetes del golden retriever, que también tuvo un obsequio de parte del crucero, con más juguetes y con su propia bata del crucero para cuando hiciera frío en cubierta.
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Además, tanto la pareja como Charlie hicieron amistades durante su travesía, siendo finalmente una experiencia muy recomendable para ellos. “Se sintió muy cómodo con los cuidadores de la perrera y con nuestra nueva rutina, y creo que eso fue importante, tener una especie de rutina diaria, que él disfrutaba mucho”, concluyeron.
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