Se encuentra una maravilla auténtica en el sitio menos esperable de Roma: “Nadie lo conoce”
La creadora de contenido ‘Claris Persan’ topó con un pasadizo cuya historia, que pasa por época romana y renacentista, oculta un milagro.


A ‘Claris Persan’ le pareció que aquel pasillo, oculto tras unas rejas oxidadas que custodian un callejón donde el grafiti maquilla el ladrillo descubierto y hundido en el interior de una fachada a punto de derrumbarse, era, sin duda, un pasillo desconocido. En tiempos, debió ser algo importante. “Nadie lo conoce y está escondido en un sitio de Roma”, dijo, con el móvil en la mano, insistiendo en que “está chulísimo, tío”; en sus frescos y en la pequeña Madonna que lo vigila. “Súper auténtico, mola un montón”, añadió al final.
@claris.persan Es absolutamente ESPECTACULAR, se llama 📍Pasetto del Biscione #roma #lugaresparavisitar #escondido #viral #queverenroma
♬ sonido original - claris.persan
Donde se encontraba la influencer era en el Passetto del Biscione, un lugar ciertamente misterioso y que no goza de una extendida popularidad, pese a la leyenda que lo rodea y los hechos acontecidos el 9 de julio de 1796. Todavía son muchos los romanos que recuerdan aquella vieja historia de la que, como hicieron sus abuelos, y los abuelos de sus abuelos, tomaron como dicho popular la frase de “ir a buscar a María por Roma”.
Recuerdos de la época romana y el Renacimiento
Llamó la atención de la influencer un pasadizo —en realidad, una pequeña galería— que en época romana conectaba el auditorio del Teatro de Pompeyo con el exterior; unos incendios devastadores convirtieron este conducto, que conducía hasta la entrada principal del corral, en un puñado de ruinas que, cubiertos de ceniza, conservaron su forma arcaica.
Durante el Renacimiento, la familia Orsini decidió construir en este mismo sitio un palacio para alojar a algunos de los muchísimos huéspedes que visitaban la urbe. Y allí donde hubo un teatro y, anteriormente, un templo dedicado a Venus, levantaron la iglesia que hoy es conocida por los oriundos como la de Santa Maria in Grottapinta; el santuario se coronó con una imagen del 700 de la Madonna del latte (Virgen de la leche) que terminó colocándose en el pasillo en ruinas que conectaba la antiquísima entrada del teatro. Como en el escudo de la familia aparecía una anguila, se bautizó el lugar como ‘pasadizo de la serpiente’. En italiano, Passetto del Biscione.
Una vieja leyenda
Fue en este pequeño recodo de la Ciudad Eterna donde se produjo un hecho milagroso que aún resuena en el folklore de su leyenda. Un día de verano de 1796, la Virgen abrió los ojos y comenzó a seguir con la vista a todos los transeúntes que por allí caminaban. No fue algo instantáneo ni fugaz. Desde todas las partes de la ciudad trataron de acercarse raudos, serpenteando las calles laberínticas del centro romano, con un único fin: el de “andare a cercare Maria pe’ Roma” (ir a buscar a María por Roma).
Una vez cerró los ojos, se trasladó en procesión a la iglesia de San Carlo ai Catenari, que es donde se encuentra en la actualidad; en el espacio que ocupó otrora, se colocaron una serie de vírgenes que, tras oleadas de vandalismo, terminaron por dejar un hueco vacío. Y el pasillo volvió a la ruina.
En 2014 se logró restaurar el interior, aunque el exterior permaneció visiblemente abandonado; y, en honor a aquella historia, se coronó la galería con una reproducción exacta de la Virgen de la Divina Providencia. Sobre la fachada, lo que tiempo atrás fueron los establos del palacio de los Orsini, el fresco de una Madonnella, que no es otra que la Madonna del Latte, con una inscripción en latín que reza: “Es mi alma en las angustias”.
Noticias relacionadas
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido?
Haz clic aquí


Rellene su nombre y apellidos para comentar