Repasa las relaciones tóxicas de su pasado y tiene mucha tela lo que le hizo un ex cuando trató de dejarle

“En los libros de texto se estudiará la puntería que ha tenido Claudia con los hombres”. Con esta divertida frase, una joven utiliza sus redes sociales para contar la terrible experiencia que ha tenido en el amor, especialmente con uno de sus ex, cuyo comportamiento con ella deja mucho que desear.

La mujer, quien se suma con este vídeo a la tendencia ‘Y aun así me quedé’, revela que ha tenido dos exparejas: “No sé cuál de ellos ha sido peor. Uno de ellos quedaba con sus amigos y con tías que acababa de conocer, pero a mí me decía que eran amiguísimas suyas. Y jugaba a la botella. Supuestamente no pasaba nada. Y aun así me quedé”.

“Me prohibió fumar y un día que me pilló que acababa de fumar un cigarro de fiesta me empujó y estuvo sin hablarme días. Y aun así me quedé”, revela. “Siempre le pagaba yo todo. Y siempre me debía dinero. Más o menos lo soportaba hasta que un día le hice un bizum por las entradas para un show cómico y un concierto a los que íbamos a ir con amigos, y más tarde me entero de que ese dinero se lo había fundido y que nunca llegó a pagar a mis amigos. 70 euros. Y aun así me quedé”.

No era el único problema con el dinero: “El día de mi cumpleaños me dijo que me iba a llevar a un sitio muy guay. Cuando llegó la cuenta me confesó que estaba en números rojos y que tenía que pagar yo. Y aun así me quedé”.

Excusas para no romper

De las cosas más feas las vivió cuando intentó romper la relación: “Una vez, cuando intenté dejarle, me dijo que su madre tenía cáncer. Y que no le podía dejar en ese momento. Y aun así me quedé. Porque era mentira, evidentemente. Y otro día, más adelante, que le quise dejar, resulta que él era el que tenía cáncer. También mentira. Y aun así me quedé”.

“Un día me dio un ataque de ansiedad muy fuerte y le dije que, por favor, se quedara a dormir conmigo. Y me dijo que es que ya le había dicho a su madre que iba a dormir y no podía. Y me dejó ahí tirada. Y aun así me quedé. Cuando discutíamos podía haber dos opciones. Una, que me amenazase con [hace el gesto de la muerte con la mano en el cuello] a sí mismo y que me llamase todos los sinónimos de cuatro letras, que no valía para nada, etc. Y hasta que no me veía llorar no paraba. Y aun así me quedé”, narra la joven, quien llama a otras mujeres a no decaer cuando se sientan mal, ya que ella fue más ‘tonta’ si cabe.

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