Ramón Nogueras, psicólogo y divulgador: “La Lotería de Navidad tiene muchas características necesarias para que se desarrollen creencias irracionales”
El experto explica cómo nuestra mente convierte el sorteo navideño en un terreno propicio para supersticiones y falsas sensaciones de control.

Cada mes de diciembre la Lotería de Navidad se convierte en uno de los grandes rituales colectivos en España. Más allá del sorteo del 22 de diciembre, el fenómeno comienza muchos meses antes, cuando los décimos salen a la venta y millones de personas empiezan a repetir costumbres que se mantienen año tras año. Este comportamiento que mucha gente trata como algo natural, está profundamente influido por factores psicológicos y emocionales.
Según explica a RTVE el psicólogo y divulgador Ramón Nogueras, la Lotería de Navidad reúne todos los ingredientes necesarios para que florezcan las creencias irracionales: “La Lotería de Navidad es un suceso que tiene muchas de las características necesarias para que se desarrollen creencias irracionales en torno a él. Al ser un evento completamente aleatorio, las personas intentamos imponer una sensación de control sobre algo que es incontrolable, como es el azar”, señala. En ese intento por reducir la incertidumbre, surgen supersticiones, rituales y decisiones que aportan una falsa sensación de influencia sobre el resultado.
La explicación a todo esto está en cómo funciona el cerebro humano. Nosotros los humanos estamos programados para detectar patrones con rapidez, incluso cuando no existen. Este mecanismo fue clave para la supervivencia, pero resulta poco fiable cuando se aplica a fenómenos puramente estadísticos. A esto se suma la necesidad de control: “Ante la incertidumbre, siempre tratamos de asegurarnos cualquier mínima sensación de que podemos influir en lo que va a pasar. No nos gusta sentir que no podemos hacerlo”, apunta Nogueras.
Los diferentes sesgos cognitivos
En este escenario actúan los sesgos cognitivos que condicionan la forma en que las personas perciben sus posibilidades reales. Uno de los más comunes es la llamada ‘falacia del jugador’, que lleva a pensar que un número tiene más probabilidades de salir si lleva tiempo sin hacerlo o menos opciones si ya ha sido premiado anteriormente, pese a que cada sorteo es independiente.
A esto se suman la ‘ilusión de control’, que hace creer que determinados rituales o elecciones influyen en el resultado, y el ‘sesgo de confirmación’, por el que se recuerdan con más facilidad los casos que refuerzan las propias creencias y se ignoran los que las contradicen. Además, el ‘sesgo de disponibilidad’ refuerza estas percepciones, ya que las historias de premiados, ampliamente difundidas por los medios, se recuerdan con mayor intensidad y generan una sensación exagerada de probabilidad de éxito.
La superstición como rasgo humano
Nogueras recuerda que esta tendencia no es una anomalía, sino una característica humana: “Tenemos la capacidad de ser racionales, pero somos máquinas imperfectas. La superstición es una conducta plenamente humana y cumple la función de ayudarnos a entender y controlar un entorno complejo”, afirma el autor del libro ‘Por qué creemos en mierdas’.
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La presión social también juega un papel clave. Compartir décimos en el trabajo o la familia responde, en muchos casos, más al miedo a quedarse fuera que a una evaluación realista de las probabilidades.
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