Marina Yers da que hablar con esta reflexión desde un cementerio

Hay pocas personas más conocidas en el panorama de redes sociales patrio que Marina Yers. La influencer de 25 años, de origen ucraniano y con una trayectoria de diez años delante de las pantallas, se encontraba en plena ebullición de números y seguidores cuando tachó de estupidez el uso de mascarilla en plena pandemia. Aquello marcó un antes y un después. Tras un linchamiento digital y problemas con su agencia, debió reinventarse y volver a nacer. A día de hoy asesora a empresas sobre marketing en redes, tal y como ella indica en su perfil de TikTok, donde acumula 310.000 seguidores.

Para comprobar que su mentalidad ha cambiado radicalmente basta con visualizar alguno de sus vídeos. En uno de los más recientes, que suma más de 166.000 ‘me gustas’ en la citada red social, expone una teoría vital en la que incita a las personas a obrar bien mientras estén vivos porque, una vez cierren los ojos para siempre, lo material perderá todo el valor que se le haya dado previamente.

“Eso es lo que nos toca a todos”

Esta publicación, grabada desde un cementerio y no exenta de la evidente polémica que asoma en el simple hecho de filmarse dentro de un camposanto, ha sido bastante bien acogida por la mayoría de las personas que consumen su contenido. “Ahora que estoy aquí en el cementerio quiero hacer una pregunta. ¿Dónde están los pisos de esta gente? ¿Dónde están sus coches? ¿Dónde están sus joyas?”, se pregunta, a modo de monólogo retórico, para dar inicio a sus cavilaciones. Luego se responde a sí misma: “Silencio... nadie responde porque no se han podido llevar absolutamente nada de aquí”.

Tal y como indica Yers, las personas se empeñan en dedicar todo el tiempo que pasan sobre la faz de la tierra a realizar algo que, después, a la hora de la verdad, carece de importancia. “Toda la vida trabajando como cabrones, intentando conseguir muchas posesiones materiales para luego irse de aquí con una mano por delante y otra por detrás. Eso es lo que nos toca a todos; y si no, que te lo digan ellos”, expone.

En sus palabras, “lo único que te queda una vez estás aquí y que ya lo material no tiene ningún valor, son tus acciones”; esto es, dice, “cómo has sido en esta vida, cómo has tratado al prójimo, a quién le has tendido una mano”. Y todo esto es “lo único que te va a asegurar un buen futuro en el más allá: tus acciones y la pureza de tu corazón”. Y la caja de comentarios, entre referencias bíblicas y explicaciones puramente científicas, se quitó el sombrero.

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