Lleva una camiseta de fútbol clásica para venderla y se autoboicotea el plan al mostrar este detalle: “Esto no puedo repararlo”
En los nuevos tiempos, la moda es lo viejo. Las camisetas de fútbol retro están a la orden del día y se venden más que una de ahora.
El fútbol es un negocio, eso es una realidad. La inflación ha hecho que suba el precio de absolutamente todo: comida, vivienda... Y la venta de merchandising de los equipos de fútbol no iba a ser menos. Comprar la camiseta de tu jugador favorito ya es casi un lujo, pues el precio no baja de los 80 euros y puede llegar a alcanzar incluso los 200, dependiendo de si es versión aficionado o jugador, además de incluir el nombre con el dorsal y los parches distintivos.
A este sector empresarial, hay que añadirle un nuevo nicho de mercado que ha surgido en los últimos años como es la ropa vintage de los clubes, todas esas equipaciones antiguas que ya son difíciles de encontrar. Muchas marcas han valorado esta oportunidad de negocio, creando así ramificaciones dedicadas a vender única y exclusivamente este tipo de prendas por un precio abismal.
CamiClasica es un ejemplo de ello. Esta tienda compra-vende camisetas de segunda mano que se encuentren en perfectas condiciones. En su cuenta de TikTok muestran cómo es el proceso de selelección y garantizan que “en Camiclasica puedes estar seguro de que las camisetas que compres son originales. ¡No se nos escapa ni una a la hora de conseguirlas!”.
Un vídeo en el que un chico le ofrece cuatro camisetas se ha hecho viral. La primera de ellas es la del Barcelona de Ecuador, de la cual el joven aclara que “solo tiene dos puestas porque es talla M y soy L”. En segundo lugar, encontramos la camiseta de la temporada 2017-2018 del Real Madrid con el número 7, Cristiano Ronaldo. El hombre afirma disponer de la etiqueta, pero, aun así, solo con un primer vistazo, el dueño del local dice: “No es original esta camiseta” y el otro confirma que “esa es una réplica”. Por lo que el profesional le comenta que “solo compramos originales”.
Acto seguido, aparece la de Mané en el Liverpool del curso 2020-2021. El especialista deja entrever que es oficial: “Esta tiene pinta...”, a lo que el propietario de las camisetas se apresura a aclarar: “Esa sí es original”. El problema reside en una pequeña señal de deterioro. “Así tampoco las podemos coger, esto si está así tan desgastado imposible que yo lo pueda coger y luego vender porque es que no es algo que se pueda reparar”, reconoce. A pesar de no haber sido usada, asegura que “esto no está en condiciones, o sea, te quiero decir, tú no vas a una tienda y compras esto. Por mucho que yo quiera repararlo, esto no puedo repararlo”.
Finalmente, la última camiseta se trata de la de Cristiano en el Real Madrid el año 2013-2014, pero al no ser tampoco un modelo original, no puede comprarla.
Por estas razones, la única a la que podría sacarle rentabilidad sería a la del Barcelona de Ecuador, pero admite que le tiene que proponer “un buen precio para que me la quede porque no es algo que mueva mucho”. El vendedor le pide 40 euros, pero su comprador expresa que como máximo le da 20 euros.
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Respuestas de coleccionistas
Los coleccionistas de camisetas de fútbol han aparecido en los comentarios. Muchos preguntaban que “¿a quién se le ocurre intentar venderle falsificaciones?”. Otros consultaban la forma de descubrir si es verdadera o no: “¿Cómo se pueden detectar tan rápido las falsificaciones? Algunas así a simple vista es imposible distinguirlas”. Con humor, algunos decían: “¿20 euros una camiseta original? Pero si eso me vale una réplica”.
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Sin embargo, con indignación y en contra de este negocio, hay quien escribe: “Se la compras por 20 y luego la vendes por 80” y aseguran que se negó a comprárselas al muchacho por algo que sí tiene arreglo: “Claro que se pueden reparar, lo que pasa que no tienen las máquinas para hacerlo”. Numerosas personas preguntaron por el valor de su camiseta como, por ejemplo, el hombre que ofrece “una camiseta morada, segunda equipación del Real Madrid, año 1993, dorsal 10 de Robert Prosinečki, Retro Vintage ¿cuánto podrías darme por ella?”.
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